En un rincón del taller ubicado en Haedo 552, en la ciudad de Córdoba, unas manos doblan, cortan y encajan piezas de cartón reciclado con una precisión casi poética. No se trata de un emprendimiento más, sino de un universo lúdico con sello propio: Ondulé, los juguetes ecológicos que transforman lo descartado en objeto de juego, de encuentro y de conciencia.
Lo que a primera vista podría parecer un simple juguete hecho de cartón, en realidad encierra una filosofía. La propuesta nace de una mirada profunda sobre el consumo, la infancia y el cuidado del planeta. ¿Y si en lugar de seguir comprando plástico fabricamos sueños con lo que otros desechan? Esa pregunta, tan simple como disruptiva, es el motor de este emprendimiento cordobés.
La historia de Ondulé no comienza con una gran maquinaria ni con una inversión millonaria, sino con una idea potente: hacer juguetes que inspiren y respeten. Así, poco a poco, fueron diseñando piezas únicas, modulares, que invitan al armado y desarmado, al juego sin pantallas, a imaginar sin límites. Su cuenta de Instagram es una galería viva donde conviven animales de cartón, castillos para armar y personajes que invitan a contar historias.
Entre sus creaciones más destacadas hay cocinitas, autos, casas, escenarios, personajes articulados y juegos de mesa. Todo hecho con cartón reciclado.
Cartón, juego y conciencia circular
Cada juguete nace a partir de materiales reciclados, que son cuidadosamente seleccionados. Después viene el diseño, el corte, el ensamblaje y el toque final que suele incluir color, detalle y, a veces, hasta un pequeño cuento que acompaña la experiencia de juego. Todo está pensado para que cada objeto tenga alma y propósito.
La magia no ocurre en soledad. Ondulé forma parte del Clúster de Economía Circular, una red de emprendimientos y proyectos que comparten valores y saberes. Esa articulación comunitaria fortalece su impacto: lo que empieza como cartón descartado termina siendo un juguete artesanal que llega a manos de niños y niñas de todo el país.
El proceso de producción es artesanal, consciente y amoroso. Lo hacen todo a pulmón, cuidando cada detalle y apostando al trabajo local. No hay moldes industriales, sino creatividad aplicada al juego, al aprendizaje y a la vida cotidiana. Por eso, cada pieza que sale del taller es distinta, con su propia identidad.
Más allá de su estética atractiva, sus juguetes proponen un cambio de paradigma. No es solo entretener: es educar, es sembrar conciencia ecológica desde la primera infancia, es invitar a jugar de otra manera. Porque jugar también puede ser un acto político, creativo y transformador.
Entre sus creaciones más destacadas hay cocinitas, autos, casas, escenarios, personajes articulados y juegos de mesa. Todo hecho con cartón reciclado, pero con la fortaleza de lo bien pensado. Son productos resistentes, bellos y, sobre todo, significativos.
Ondulé es más que una marca: es una declaración de principios. En un mundo saturado de plástico y consumismo, sus juguetes nos devuelven algo esencial: el valor del juego simple, compartido y responsable. Como si el cartón ese material humilde recordara que la imaginación no tiene límites, y que cuidar el planeta también puede ser divertido.
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