Perdió la visión y ganó un concurso para poner su propio emprendimiento

"Nadie nos dijo que la vida era fácil, pero aún con las cosas difíciles, la vida es hermosa y hay que vivirla", asegura este cordobés que nunca se dio por vencido y aprendió el oficio que hoy le permite ganarse la vida.

Por Casandra Quevedo

Visión

Gabriel Chávez tiene 46 años y es vecino de barrio Alto Alberdi. Cuando tenía 13 años comenzó a perder la visión de manera paulatina, a causa de una enfermedad hereditaria, llamada “retinosis pigmentaria”. Pero recién fue cuando tenía 16 que se la diagnosticaron. Mientras su enfermedad avanzaba, él pudo concluir sus estudios secundarios, y hasta intentó estudiar carreras universitarias que no lo convencieron.

“Comencé a usar el bastón blanco a los 21 y dejé de ver completamente a los 27 o 28 años”, expresó Gabriel, quién en ese momento decidió asistir al Instituto Julián Baquero. En esta institución no sólo pudo aprender a usar el bastón y algunas otras herramientas que resultan muy útiles para las personas con ceguera, sino que también logró hacer una vida “lo más normal posible”. Además, para ese entonces, había realizado algunos tratamientos médicos, pero sin el resultado esperado.

“El aprendizaje fue fundamental”

Gabriel encontró en el “fibro fácil” la herramienta ideal para descubrir su oficio. Para esto, las dos instituciones que lo formaron fueron fundamentales: el Instituto Técnico Salesiano (Villada) y la Fundación Otium. El artesano recordó: “En el secundario recibí toda la instrucción técnica necesaria para manejar algunas máquinas, entender como funcionan, ect. Esta parte del aprendizaje fue fundamental”.

En cuanto a la formación en Otium, agregó: “Al trabajar con personas discapacitadas, tienen un taller protegido. Allí aprendí a fabricar este tipo de productos”. Lo que Gabriel no se esperaba era que mientras realizaba sus estudios en la Fundación salió un concurso de las fundaciones “PAR” e “IMPULSAR”, para micro emprendimientos de personas con discapacidad. Con el apoyo de la gente de Otium, ingresó, presentó un proyecto para instalar su propio taller, participó de una capacitación y tuvo la suerte de estar entre los ganadores.

Un taller lleno de vocación

A partir de este logro, las fundaciones organizadoras le otorgaron un subsidio y un préstamo. Así arrancó su emprendimiento de productos artesanales realizados en MDF (fibro fácil). Sobre los mismos, el artesano contó: “Hago bandejas, cajas, casitas para muñecas, los mueblecitos para las mismas, portarretratos, cajoneras, etc. Todos salen en crudo; es decir sin pintar”.

Actualmente, su taller se encuentra en el pasaje Santiago Gacitua 46 (por la calle 27 de abril al 3250) en barrio Alto Alberdi. Según Gabriel, los productos que más se venden son las cajas, que pueden ser de distintos tamaños, y son de gran utilidad. Principalmente, las que más salen son las que vienen para colocar botellas de vino, ya que entran hasta 3.

Un ejemplo de superación

Para concluir, Gabriel Chávez dejó un mensaje, que resume un poco de su historia de vida e impulsa a ir por más: “Creo que todas las personas tenemos problemas, pero tenemos la capacidad de enfrentarlos. Que las cosas difíciles no nos detengan, hay que ir siempre para adelante. Si nos caemos, nos levantamos, nos sacudimos y seguimos. Nadie nos dijo que la vida era fácil. Pero, aún con las cosas difíciles la vida es hermosa y hay que vivirla”.

Gabriel es el reflejo de la fuerza y los valores que tenemos los cordobeses para no bajar los brazos. Podés comprar sus productos acercándote al taller o comunicándote al:351 745-1401