Prof. Dr. Raúl Montenegro: “La biodiversidad de un ecosistema no se planta”

Las tan ansiadas lluvias por fin llegaron y los incendios forestales se desactivaron; pero las gravísimas consecuencias perduran y perdurarán. La pérdida de bosques nativos en nuestra provincia es más que alarmante y no solo el fuego es la causa. Lo que a los citadinos nos parece un problema ajeno que no nos afecta, en realidad, guarda una relación directa con nuestra calidad y permanencia de vida.

Por: Lic. Javier Alday

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Sin bosques nativos, no hay agua… así de simple. Para dimensionar la grave situación
ambiental por la que atraviesa la biodiversidad, contactamos al reconocido ambientalista Prof. Dr. Raúl Montenegro, Director Campus Córdoba del Right Livelihood College, Profesor Titular en la U.N.C. y Presidente de FUNAM (Fundación para la defensa del ambiente), organización que cuenta con status consultivo en ECOSOC, de la O.N.U.

Raúl: se sabe de la importancia de la conservación de los humedales, específicamente en Córdoba, del bosque nativo… Sin embargo, ¿en qué estado se encuentra nuestra provincia en este sentido?

En Córdoba, solo queda menos del 3% de bosque nativo cerrado y, de los tres grandes ecosistemas que caracterizaban a Córdoba –el Chaqueño, el Espinal y el de Estepa Pampeana- estos dos últimos están prácticamente extinguidos con respecto a lo que eran sus superficies originales. Que en una provincia donde queda menos de 600.000 hectáreas de bosque en estado de buena conservación, se quemen en pocos días 191.000 hectáreas, es una tragedia. Las cifras de Córdoba hoy, muestran que quedan menos de 360.000 hectáreas de bosque nativo en buen estado de conservación, de las 12 millones de hectáreas que había a comienzos del siglo XX, sin descontar lo quemado en 2020.

¿Por qué sostiene que “no plantan” biodiversidad?

La única posibilidad de reconquista de la biodiversidad en lugares quemados o desmontados es a partir de la “eco-sucesión secundaria”, esto es, el pasaje paulatino de
especies y poblaciones desde ambientes nativos que no se quemaron y no fueron destruidos; un proceso que lleva años, décadas o hasta siglos. La miopía con que se
analiza la biodiversidad desde el gobierno e incluso desde las universidades es sorprendente. Quienes creen que después de un incendio basta con plantar árboles, no se dan cuenta que los incendios y los desmontes matan biodiversidad, es decir, cientos y miles de especies, desde virus, bacterias y hongos a insectos, vertebrados y árboles, que solo los remanentes intactos de ambiente nativo pueden reconquistar. La biodiversidad de un ecosistema no se planta.

En entrevistas anteriores, asegura que los grandes incendios de este año, significan un daño particular y distintivo con respecto a los de años anteriores, ¿por qué?

Quienes habitan Córdoba, y quienes habitan otros lugares y países, deben saber que en función de todos los números descritos arriba -y muchos otros- la provincia vive la peor
catástrofe ambiental de toda su historia, porque nunca antes hubo tan poco ambiente
nativo, tanta destrucción en unos pocos meses y tanta irresponsabilidad gubernamental.
La provincia de Córdoba tiene hoy la mayor vulnerabilidad de toda su historia a las sequías, a las lluvias, a los vientos y a las tormentas. Córdoba no hizo suficiente prevención de incendios ni a fines del año 2019 ni en el 2020, aún sabiendo que estábamos en un período extremadamente seco y en una provincia con una larga tradición de fuegos, cuyos sectores más beneficiados se vinculan a la expansión de la agricultura industrial, la ganadería y los negocios inmobiliarios.