Por: Flavia Cerutti (Lic. en Psicología – M.P. 13357)
¿Alguna vez sentiste que querías salir corriendo de una situación en la que
podías perder el control en cualquier momento? Posiblemente estuviste frente a un episodio de ansiedad. Es una sensación generalmente abrupta de agitación a nivel físico y emocional, un miedo extremo desencadenado por la sobreestimación del peligro real.
Se trata de un trastorno muy frecuente, se calcula que hasta un 20% de la población lo padece o lo padecerá en algún momento de su vida.
Síntomas, causas y consecuencias
Los síntomas más frecuentes son: Sensación de falta de aire; Opresión en el pecho; Temblores en el cuerpo; Notar que el corazón va más rápido de lo normal; Sudoración, mareos, náuseas, desmayo; Sensación de “nudo en el estómago”; Tensión muscular; entre otros.
La manera típica de sobrellevar esto es a través de la evitación, que permite sacarnos (por un momento) la ansiedad. Lo que sucede es que cuando se está en el pico emocional y se utilizan diferentes tipos de evitación, como consumo de sedantes o no salir de la casa, se consigue casi instantáneamente el alivio, pero esta solución a corto plazo que ofrece la evitación, se transforma en un problema de largo plazo.
Muchas veces aparecen también estos pensamientos rumiatorios, que son pensamientos repetitivos y constantes sobre algo malo que pueda ocurrir. Al intentar dejar de pensar, lo que hacemos es agudizar aún más esos pensamientos que no deseamos. El ejemplo típico es el del elefante rosa. Si en este momento te propongo que no pienses en un elefante rosa, tu mente lo que seguro estará haciendo es pensar en ese elefante rosa una y otra vez…
El intento de control disparará una serie de pensamientos y emociones displacenteras. La lucha contra la sensación de ansiedad es tal, que no nos permite disfrutar de nuestra vida. En este tipo de desórdenes emocionales existe una alteración en el sistema cognitivo, es decir en ciertos tipos de esquemas de pensamientos y creencias. Una alteración sistémica de cómo se interpretan las situaciones que se nos presentan.
La clave reside en transformar la manera en que nos interpretamos a nosotros mismos,
al mundo y a nuestro futuro. De acuerdo a la manera en que percibamos el mundo, y cómo nos hablamos y nos contamos la realidad a nosotros mismos, será la manera en que podamos experimentar diferentes emociones y comportamientos, más o menos funcionales para la vida.
Tratamiento para la ansiedad
La psicología cognitiva ofrece las herramientas para trabajar en estas distorsiones cognitivas mediante la reconstrucción de formas más realistas y amables de explicar los eventos, de esta manera el paciente va incorporando herramientas para procesar de una manera diferente a la habitual las situaciones de la vida cotidiana.
En terapia cognitivo conductual se aprenden técnicas para gestionar las emociones y a convivir con ellas. También se trabaja para lograr una aceptación, que permite a las personas liberarse de la pesada carga de la lucha o evitación y de esta manera gozar de una vida plena.-
Más información: Atención virtual y presencial: Cel. 3512805422.