Todo comenzó con un gesto simple, casi sin pretensiones: comprar algunos autos y camionetas a escala para compartir un hobby con su padre, Mildo. Era 2015, y Enrique Alejandro Vañek —ingeniero electricista electrónico— no imaginaba que aquella conexión inicial se convertiría, años después, en una verdadera empresa de creatividad, memoria y afecto. “En el 2019, en los primeros días de la pandemia, sin poder ir al trabajo, dije… tengo que hacer algo con los camiones 1:32”, recuerda. Fue entonces cuando pidió ayuda a un compañero de WEG y empezó a aprender diseño 3D viendo tutoriales en YouTube. Tres meses después, nacían sus primeros modelos.
No tenía taller profesional, ni materiales sofisticados, pero sí voluntad: se construyó una cabina de pintura casera con una mesa plástica, bolsas de consorcio y madera. “Empecé a subir los modelos en los grupos de coleccionistas de Facebook y preguntaban dónde los había comprado… No los compré… los hago yo”, relata con orgullo. Las consultas se multiplicaron, así como los pedidos personalizados. Y con ellos, la pasión se transformó en proyecto.
Las redes no solo le trajeron clientes, también amistades. Así conoció a Raúl, de Nicanor Otamendi, con quien entabló una conexión profunda y compartió horas de charla sobre camiones. Más adelante se cruzó con Marcos, de PowerCollections, y comenzó a asistir a exposiciones. Allí, su colección brilló como nunca. “Hacemos muchos trabajos personalizados y en distintas escalas. En 2024 se despierta formalmente el proyecto de Quique.Garage”, afirma.
Enrique Vañek, ingeniero cordobés de 58 años, convirtió una afición nacida junto a su padre en un universo de maquetas de autos, camionetas y camiones que emociona a grandes y chicos.
Camiones hechos arte
La colección, sin embargo, es mucho más amplia que solo camiones. “Tengo camionetas y autos en escala 1:24, el Citroën y el Renault 12 en escala 1:8, autos inolvidables, Rápido y Furioso, taxis del mundo, colectivos del mundo, Fórmula 1, Dakar y camiones en escala 1:64, 1:43 y 1:32”, enumera. Entre Buenos Aires y el kiosquero del barrio, Enrique logró reunir unas 500 piezas que hoy conforman su universo de miniaturas.
Pero si hay que hablar de favoritos, uno se impone con fuerza emocional: el camión Heineken, su primer diseño. Aunque también destaca un bitren con rollos de chapa, inspirado en su trabajo en WEG; y el del Club Atlético Talleres de la Copa Libertadores 2024. “Todas las personas que ven la colección se sorprenden gratamente… eso me sigue inspirando a diseñar nuevos modelos, mejorar los anteriores. Lo que más me llena el corazón es ver en las exposiciones las expresiones de chicos y grandes”, dice, emocionado.
Un sueño sobre ruedas a escala
Lo que empezó como una colección se transformó en un emprendimiento con identidad propia. Enrique vende sus camiones y accesorios —como rutas, contenedores y térmicos— en exposiciones, mientras que su hijo político, Lee, se encarga de comercializarlos por Mercado Libre. También tienen una vidriera virtual en Instagram, donde el proyecto crece bajo el nombre de @Quique.garage. En su casa, las estanterías lucen como vitrinas de museo.
Más allá de lo material, hay algo que da sentido profundo a cada pieza: el recuerdo de su padre. “La colección significa un vínculo muy fuerte con mi Papá que ya no está, porque con él arrancamos esta pasión”, confiesa. Esa emoción es el motor que impulsa sus sueños: exportar los camiones algún día, llegar más lejos, sin perder lo artesanal. El próximo paso es ambicioso: pasar del MDF pintado a la impresión 3D, para mejorar la calidad y facilitar la producción.
Quique Garage es hoy mucho más que un pasatiempo: es amor, diseño y superación a escala. El fruto de una pasión que nació con su padre y que hoy se sostiene con el amor de su familia y amigos.
El desafío no es menor. Hace un tiempo, a Enrique le diagnosticaron una enfermedad autoinmune que afecta sus músculos y limita su fuerza. Pero lejos de rendirse, reorganizó tareas, se rodeó de amigos y familia. “Tengo un grupo de amigos (Daniel, Pepe y Jorge) y familiares (José Luis y Patricia) que nos trasladan a las exposiciones y nos ayudan a armar y desarmar los stands”, cuenta. También Liliana, su esposa, juega un rol clave: se encarga de las fotos, los videos y la atención al público.
Cuando se le pide una definición breve de lo que representa “Quique Garage”, no duda: “Pasión por la creación, el diseño y la excelencia para que personas puedan tener sus maquetas preferidas”. Y eso se nota en cada camión, cada detalle, cada sonrisa que despierta su obra. Porque Enrique no solo diseña modelos; construye recuerdos, sueños y, sobre todo, esperanza. A escala, sí. Pero con un corazón inmenso.
Más info: Instagram @Quique.garage