Por Lic. Adriana Maluf
Especialista en Salud y Nutrición – Psicopedagoga Nutricional – Especialista en el Protocolo GAPS (Gut and Psychology Syndrome).
“Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento” – Hipócrates
El segundo cerebro
El microbioma humano, o microbiota, es esencialmente el ecosistema bacteriano que vive dentro de nuestros cuerpos, principalmente dentro de nuestro intestino. La microbiota intestinal está formada por billones de microorganismos, la mayoría de los cuales son bacterianos y no dañinos para nuestra salud. Los científicos han reconocido durante más de 100 años que las bacterias del intestino se comunican constantemente con las neuronas del cerebro, lo que le valió al microbioma el sobrenombre de “el segundo cerebro”.
La mayoría de las bacterias intestinales no solo no nos enferman, sino que en realidad son beneficiosas, vitales para nuestra salud y desempeñan numerosas funciones. Factores como la genética, la edad, el sexo y la dieta influyen continuamente en la composición y el perfil de la microbiota de un individuo.
Pero, ¿Qué hacen exactamente nuestras bacterias intestinales? Las funciones de las bacterias intestinales ayudan a producir hormonas, como la serotonina, por ejemplo, lo que impacta nuestro estado de ánimo, motivación y salud cognitiva. Está demostrado que, estos microorganismos, son los encargados de controlar nuestro apetito y peso corporal. Y ayudan a reparar tejidos y lesiones dañadas. Una de las cosas más importantes que hacen
las “bacterias buenas” , también conocidas como probióticos que viven en la microbiota es contribuir a nuestro sistema inmunológico.
¿Cómo alimentarnos?
La microbiota se mantiene saludable de varias maneras, una de ellas es, consumiendo alimentos probióticos como yogur, kéfir, verduras cultivadas y kombucha. El estado de salud del ecosistema bacteriano también dependerá del consumo de alimentos alergénicos comunes que pueden empeorar la salud intestinal, como lo son los productos lácteos convencionales, mariscos, maní, soja y gluten. Los alimentos procesados/envasados, los alimentos fritos y el exceso de azúcar agregada, alcohol y tabaco también pueden dañar el equilibrio intestinal sin mencionar que causan otros problemas.
Es importante, consumir mucha fibra y prebióticos, que van a ayudan a que los probióticos en el intestino prosperen. Por último, hay que tener cuidado con la alta ingesta de proteínas ya que se ha descubierto que un alto consumo de productos animales y dietas muy ricas en proteínas pueden contribuir a la formación de metabolitos cancerígenos en la microbiota que alteran la inmunidad.
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