Por: Lic. Javier Alday
Lo que hoy es el edifico escolar del IPEM 35 “Ricardo Rojas”, originariamente fue una casona familiar construida en el año 1927, hasta que en el año 1960, se decidió que el inmueble albergara a una institución educativa. Pero los espacios, lejos de adaptarse estructuralmente a su renovada función, continuaron manteniendo las mismas características e infraestructura que por aquel entonces.
Las últimas modificaciones sucedieron hace 25 años atrás, cuando se construyeron dos alas de aulas, a pocos metros del edificio central, dentro del extenso terreno de la propiedad, ubicada en calle Javier López 2050. Desde entonces, el mantenimiento edilicio fue el mínimo e indispensable, pero a partir del año 2011, la situación comienza a agravarse, en una curva ascendente de abandono que se potencia año a año, hasta la actualidad.
El abandono como política educativa
Este 2021, se cumplió una década exacta desde la aparición de los actuales problemas edilicios que la escuela sufre, no solo en su vieja casona, sino también en sus veinteañeras aulas anexas. En estas últimas, el moho y los hongos pululan en sus paredes, debido a las graves filtraciones de agua después de cada lluvia; fenómeno climático que inunda groseramente el patio que las rodea, convirtiéndolo en intransitable.
En la casona, la situación es aún más grave: caños de agua rotos que afectaron gravemente a techos y paredes, revoques caídos y cielorrasos que gotean. Ante esta situación, consultamos al director del establecimiento, Lic. Prof. Névor Pajón, quien comentó: “Siempre hemos pasado los informes correspondientes al Ministerio de Educación, a lo que nos brindan un número de reclamo con la promesa de visita del arquitecto, el cual algunas veces ha venido, pero sólo queda en un relevamiento y nada más”.
Pajón nos comentaba que, “recién este año, la Provincia sólo ha cambiado las ventanas de la planta baja de la casona vieja, ha arreglado un solo baño y ha reemplazado algunas lámparas LED y tubos de iluminación”. Ante este triste, preocupante y complicado panorama, ¿Se esperará al inicio de un nuevo ciclo lectivo para emprender estos arreglos, o se realizarán durante las vacaciones, como debería ser; o pasarán diez años más para que la provincia tome cartas en el asunto?