Seguridad, estabilidad económica y desprejuicios: la nueva vida de dos cordobeses en Nueva Zelanda

Belén y Ernesto son una pareja de cordobeses que actualmente viven en Nueva Zelanda. Ella antes vivía en barrio Quebrada de Las Rosas y él en Zumarán. Ahora, mediante su cuenta de Instagram @unacordobesaviajera, cuenta sobre los lugares que visitaron, sus trabajos y ahorros.

Por Casandra Quevedo

Nueva Zelanda

Belén y Ernesto son dos de muchos cordobeses que decidieron migrar para poder obtener otro estilo de vida. Desde Córdoba se fueron a Nueva Zelanda, tras un sueño compartido: vivir en un país al otro lado del globo, para poder afianzar otro idioma, descubrir sus maravillas naturales y conocer nuevas culturas.

La pareja se comunicó con EXPRESIÓN NORTE para contar cómo son sus nuevas vidas allá y cómo fue que Nueva Zelanda logró salir tan rápido de la cuarentena, dándoles una tranquilidad que hoy no cambian por nada.

¿Qué los llevó a mudarse a Nueva Zelanda y cuándo lo hicieron?

Nos vinimos con una visa de trabajo Work&Holiday en noviembre del 2019, con validez
inicial por 12 meses. La extendimos 3 meses más por los trabajos en horticultura
realizados, y con el COVID fueron nuevamente extendidas automática y gratuitamente
por Inmigracionesde Nueva Zelanda. Así, el plan de 12 meses se extendió a 21 y
contando… Como está la situación mundial de la pandemia, creemos que nuestras visas de trabajovolverán a extenderse dada la necesidad del país de fuerza de trabajo temporal.

¿A qué se dedicaban acá y en qué trabajan allá?

En Argentina yo (Belén) terminaba mis estudios en Educación y Turismo, trabajando en un
emprendimiento turístico familiar en Tanti, mientras que Ernesto trabajaba en una empresa
distribuidora mayorista en el área de logística. Desde que llegamos a tierra kiwi, ampliamos nuestros horizontes y nos dispusimos a hacer algo que ni pensábamos hacer en Argentina, “trabajar en el campo”. Pasamos de trabajar en viñedos, a empaquetar moras, manzanas, tomates y hasta pescados. Trabajamos en un reconocido hotel y ahora volvimos a trabajar con la fruta, en Tauranga.

¿Cuál era su principal objetivo? ¿Cambió algo?

Desde que vinimos, tuvimos como objetivo mejorar nuestro inglés. Hoy, pensábamos
con Erne, que nos salió bien. Ya no estamos bajo el sol, la lluvia y el frío que te desgasta el
cuerpo, sino que pudimos acceder a trabajos menos pesados: Ernesto como operador
de montacargas y yo, de limpieza general de las instalaciones de la empaquetadora.

¿Qué cambios notaron en su calidad de vida?

La seguridad ante todo. Las casas acá no tienen rejas, pero si medianeras para la privacidad. Podemos caminar de noche por el centro, aunque no podemos quitarnos eso de cuidar nuestras pertenencias cuando estamos en lugares públicos, aunque es realmente innecesario.
Otra cosa es la estabilidad económica: poder trabajar y ahorrar luego de pagar alojamiento, comida, combustible y otros tantos gastos… Aún así es posible. También notamos los desprejuicios. Acá la gente se viste como quiere, andan descalzos en todos lados y
nadie anda diciendo o hablando mal. Eso es algo que nos es difícil sacar, acá hay
libres expresiones.

¿Cómo es viajar en ese país y continente?

El país es muy rico en accidentes geográficos diferentes y el nivel de protección
de estos ambientes naturales es muy alto. El 30% de su territorio está declarado bajo
protección cultural, natural y medioambiental tanto pública como privada. Viajar, es seguro además de muy cómodo. Nueva Zelanda tiene una estructura turística envidiable,
servicios para el turista, baños públicos y opciones de hospedaje para los diferentes
modalidades de viaje (desde áreas de acampe gratuitos a hoteles cinco estrellas). Con
mantenimiento y limpieza admirables, sumado a que la gente lo disfruta y lo cuida a la
vez. Viajar, dentro de su territorio es posible, tanto para personas como nosotros que vienen
a trabajar y viajar, como así también para los locales.

¿Extrañan algo de la Quebrada de las Rosas y barrio Zumarán?

La familia por sobre todas las cosas. Los domingos en familia, los amigos y la comida.
¡También extrañamos mucho la carne!. Acá los cortes son básicos, caros y es difícil de captar
ese gustito argentino. Cada tanto encontramos yerba y dulce de leche en los supermercados y es como que el alma te vuelve al cuerpo. Extrañamos nuestra vida en Córdoba y sabemos que esa realidad es irrepetible: hay muchos cambios y actualizaciones que nos perdimos, hasta en lo más simple de usar barbijo.

Ayer recorrió en todo el mundo la imagen de un recital con más de 50.000
personas que se hizo en Nueva Zelanda, ¿Cómo está la situación de la pandemia
allá?

COVID, ¿Con qué se come eso? La verdad somos, inconmensurablemente, afortunados.
Desde el 16 de marzo 2020, fecha de inicio de la cuarentena en Nueva Zelanda, toda la
población acató las restricciones del Gobierno. Ayudó muchísimo la claridad y
transparencia informativa de la Primera Ministra, Jacinda Andern. Colaboró también que las ciudades tienen pocos habitantes. Excepto Auckland, las ciudades son grandes y espaciosas con muchos espacios verdes, grandes locales comerciales y preparación para catástrofes.
Se establecieron niveles de restricciones desde el nivel 4 (de cierre total) hasta normas como distanciamiento de 2 metros, uso de barbijo en supermercados, burbujas sociales y un interesante sistema de seguimiento de personas en los diferentes espacios públicos y comerciales, a través de escanear un código QR. Sin contar que la vida monetaria acá está casi al 100% de estar digitalizada.

¿Cómo los agarró la pandemia a ustedes?

Cuando empezó la pandemia, recuerdo que trabajábamos en las manzanas. Semanas
antes el grupo era bastante variado: jóvenes W&H de Argentina, Chile, Colombia,
Vanuatu, Taiwán y República Checa, que compartíamos con adultos mayores locales.
Cuando llegó ese 16/03 todo se volvió tan tenso y distante. Todos acatábamos las
reglas, pero los espacios en la empaquetadora no daban y las personas más grandes
estaban un tanto histéricas. Impusieron las burbujas de trabajo por contactos estrechos,
control en la higienización, entre otras medidas. Al cabo de un mes, gracias al control de
la situación a nivel nacional, pudimos relajarnos. Pero seguimos con ese chip, siendo que no se han registrado casos de gravedad desde hace 4 meses. Es tan extraño pasar de esa situación de tensión, a vernos ahora tomando del mismo mate todos los latinos en la empaquetadora de kiwis.

¿Piensan volver en algún momento a Argentina o ya se acostumbraron a su
nuevo estilo de vida?

Si, queremos volver para concretar nuestros proyectos, pero no sabemos cuándo.
Todos nuestros afectos nos aconsejan esperar un poco más. Es bastante incierto por todo lo que podemos leer, ver y escuchar sobre la situación de nuestro país, sumado a que los vuelos están caros, más de lo que hemos pagado para venirnos. La aerolínea de Nueva Zelanda canceló la ruta Ezeiza – Auckland. La opción que queda es hacer la otra vuelta, pero quizás en esa vuelta nos atraiga otro país para hacer una visa de trabajo también. Nada es seguro: planificar a mediano y largo plazo no es posible con esta nueva normalidad a la que no estamos acostumbrados.

Más información: @unacordobesaviajera