Tiene 17 años y lucha por volver a caminar tras un accidente que le cambió la vida

Nicolás Agustín Leyria pelea cada día acompañado por su familia, sus compañeros del colegio, sus inseparables amigos y una red solidaria que no lo deja solo. Su historia conmueve y necesita la ayuda de todos.

Hasta hace algunos meses, Nicolás Agustín Leyria más conocido como “Tito” entre sus amigos y vecinos del barrio San Martín era un adolescente como tantos otros. Tenía 17 años, cursaba el último año en el colegio Inmaculada Concepción de Castro Barros y fue elegido para ser becado al 50% en su viaje de egresados a Bariloche, un logro que lo entusiasmaba mucho. En sus ratos libres, trabajaba en una concesionaria de autos para juntar algo de dinero. Con ese esfuerzo, se había comprado su moto. “Era un chico muy inquieto, muy divertido, el que siempre está con una sonrisa”, recuerda su mamá, Yanina. “Nico” arrancó jugando al fútbol en EFUL de B° Poeta Lugones, luego pasó por la Escuela de River y hace dos años había dejado de jugar en el club Defensores Juveniles, pero aún conserva su espíritu “guerrero”.

“Los médicos hicieron un milagro”

Lamentablemente, todo cambió de manera brusca tras un accidente de tránsito el 10 de febrero de este año. La moto que tanto esfuerzo le costó terminó siendo escenario del dolor. “Tito” estuvo al borde de perder una pierna. “Los médicos hicieron un milagro. La pierna iba a amputación, pero lograron salvarla. Lo operaron de urgencia al día siguiente del fémur. La prótesis salió un millón y medio, y gracias a una cadena solidaria que hicieron los padres del colegio se pudo juntar el dinero”, cuenta “Yan”, visiblemente emocionada y preocupada. La familia no tiene obra social, el auto con el que chocó no tenía seguro y nunca recibieron ayuda del municipio ni del gobierno.

La familia no tiene obra social, el auto con el que chocó con su moto no tenía seguro y nunca recibieron ayuda del municipio ni del gobierno.

El proceso de recuperación ha sido duro y lento. Durante meses no entendían por qué Nicolás no podía caminar, hasta que nuevos estudios revelaron una fractura de cadera que había pasado desapercibida. Hoy sigue esperando la operación que pueda devolverle movilidad. Pero para eso primero tiene que consolidarse la prótesis del fémur. “Estoy tramitando la prótesis de cadera a través del gobierno, porque cuesta 8 millones de pesos. Esa plata no la tenemos. Lo que preocupa es que las del gobierno tardan y hay que ver si son de buena calidad”, explica Yanina.

El día a día se convirtió en una rutina difícil. Nicolás hace el colegio a distancia, aunque ahora el médico le dio permiso para volver de a poco: dos horas por día, nada más. No puede estar mucho tiempo sentado ni parado. “Se aburre mucho. Al principio tuvo un trauma enorme, miedo, ataques de pánico, ansiedad… no dormía. Tuvimos que buscar ayuda psicológica y psiquiátrica. Hoy ya sale en auto con nosotros, pero todavía no puede estar solo”, detalla su mamá.

Durante meses no entendían por qué Nicolás no podía caminar, hasta que nuevos estudios revelaron una fractura de cadera que había pasado desapercibida. Para poder volver a caminar, primero tiene que consolidarse la prótesis del fémur que cuesta 8 millones de pesos.

“Es mi guerrero, mi león”

A pesar de todo, Tito sigue adelante. Con la ayuda de su familia, de sus compañeros y de muchas personas que se organizaron para colaborar, sigue su tratamiento de fisioterapia todos los días. “Con las mamás del cole hicimos dos ventas de empanadas. Con mi familia organizamos venta de pollos asados. Esa plata nos ayuda a pagar la fisio, los remedios y todos los gastos que esto implica”, cuenta su Mamá. Para quienes deseen colaborar, el alias para transferencias es: Nikoleyria1905.

Nicolás no quiere quedarse quieto. Sueña con terminar el colegio, estudiar para ser fisioterapeuta deportivo, independizarse, tener sus cosas. “No le gusta que le regalen nada, quiere ganarse todo con su esfuerzo. Es un chico muy bueno, más allá de que sea mi hijo. El que lo conoce sabe que es así”, dice con orgullo Yanina, que junto al Papá Daniel y el hermano Santino, no bajan los brazos y son los hinchas N° 1 de “Tito”.

La herida más profunda, sin embargo, fue emocional. “Cuando sonó ese teléfono y nos dieron la noticia, se nos vino el mundo abajo. La casa era un caos cuando volvió. Verlo tan flaco, sin poder levantarse, nos destrozó. Como madre sentí mucho enojo, incluso con Dios. No entendía por qué a mi hijo, por qué a nosotros”, confiesa “Yani”, todavía con la voz quebrada por el recuerdo.

“Hoy pusimos todo en manos de Dios. Confiamos en que esto va a pasar, que Nico va a volver a caminar, a vivir sin dolor.
Pero cuando uno no tiene plata ni mutual, todo se hace más largo,
más duro. Igual, como familia, lo vamos a superar”.

El desgaste emocional y físico fue tan grande, que la familia entera comenzó a enfermarse. “Nos dimos cuenta de que no podíamos seguir así. Hoy pusimos todo en manos de Dios. Confiamos en que esto va a pasar, que Nico va a volver a caminar, a vivir sin dolor. Pero cuando uno no tiene plata ni mutual, todo se hace más largo, más duro. Igual, como familia, lo vamos a superar”.

Mientras tanto, Tito resiste. Hace su rehabilitación, intenta sonreír y seguir soñando. Y si bien todavía hay días donde el dolor le impide moverse, su espíritu no se quiebra. “Es mi guerrero, mi león. Muy pocas personas son tan fuertes como él. Caminar con la cadera quebrada, pasar por todo esto y seguir adelante… él es mi vida, mi todo”, concluye Yanina, con el amor de una madre que convirtió el dolor en coraje.-

¿Querés ayudar a Nicolás? Podés colaborar a través del alias: Nikoleyria1905. Cada aporte, por pequeño que sea, suma en esta batalla diaria.

Más info: Cel. 3513 411719 (Yanina)