El motor ronronea suave mientras el mate se enfría sobre una mesita improvisada. Afuera, la Patagonia estira su viento entre montañas. Adentro, Gina Casinelli y Jere Fijo sonríen frente a la cámara. Son las 8 de la mañana y otro video de su canal está por salir. Desde marzo, la modelo y conductora de TV, junto al artista infantil (hijo de Piñón Fijo) decidieron que su casa no tendría más dirección fija, sino ruedas. Y lo que comenzó como un sueño, ya es una realidad de carne, hueso y ruta.

Su historia puso “primera” en Córdoba, donde se conocieron, se enamoraron y, a los pocos meses, se animaron a lo impensado: armar un motorhome y recorrer el país. “Gina fue la que dio el primer paso en la relación”, cuenta Jere entre risas en uno de sus videos. Pero también fue quien impulsó esta vida en movimiento, dejando atrás oficinas y rutinas para lanzarse a una aventura sin GPS.

La Renault Master que adaptaron es ahora su casa. Una habitación, una cocina compacta, un baño mínimo, espacio para almacenar y mucho amor comprimido en menos de 9 metros cuadrados. Gina trabaja como contadora de forma remota, mientras Jere se encarga del mantenimiento del vehículo y la logística del viaje. “Vivimos en un motorhome de 4×2, recorriendo el país como nómades desde hace casi cuatro meses”, contó ella en Instagram.

Un hogar rodante, mil destinos

Las primeras paradas fueron soñadas: Las Grutas, Puerto Madryn, Los Antiguos, Ushuaia. Llegaron incluso al “Fin del Mundo”, como escribieron en sus redes, tras recorrer más de 3.700 kilómetros desde Córdoba. Cada paisaje fue una postal, cada parada, una historia. Y mientras suman kilómetros, también suman seguidores en Instagram, TikTok y YouTube, donde comparten desde tips para vivir en motorhome hasta emociones al llegar a un nuevo destino.

“Vivimos en un motorhome de 4×2, recorriendo el país como nómades desde hace casi cuatro meses”

Pero no todo es fácil. La convivencia en un espacio tan reducido pone a prueba cualquier vínculo. “Quizás a mucha gente le puede parecer muy difícil o imposible la convivencia en un lugar tan pequeño”, admiten con honestidad. Y sin embargo, ahí están: atravesando tormentas, arreglando desperfectos en plena ruta o cocinando con una hornalla que a veces se resiste, siempre juntos.

También hay lugar para lo inesperado. Como aquella vez que convivieron durante días con amigos o el papá de Jere dentro del motorhome, durmiendo en colchones improvisados y compartiendo hasta el último rincón. O cuando viajaron de norte a sur con la camiseta de Talleres y de Los Linces, una manera de no perder las raíces futboleras.

“Han sido meses de muchas aventuras, sentimientos y aprendizajes. Pasó muy rápido y a la vez lento porque vivimos tantas cosas en muy poco tiempo. Vivir en la ruta es un recordatorio de que nada es seguro, que siempre hay desafíos nuevos y que el camino es tan importante como el destino”, comparten en sus redes sociales.

“Disfrutamos de lo más simple”

El proyecto Gina y Jere – Cordobeses en Ruta se transformó en una ventana a una vida alternativa. En su canal, muestran recorridos por cada rincón que pisan, entrevistas con otros viajeros, y hasta cómo armar un hogar sobre ruedas desde cero. Pero también comparten reflexiones sobre el desapego, los miedos, la libertad y el amor en movimiento.

“Vivir en la ruta es un recordatorio de que nada es seguro, que siempre hay desafíos nuevos y que el camino es tan importante como el destino”

En el horizonte, los sueños siguen girando. Planean sumar nuevos destinos, crecer en comunidad digital, compartir su experiencia en charlas, y, quién sabe, algún día criar hijos en este mismo estilo de vida. “Mantenerse conectados, abiertos a lo simple y flexibles a los cambios es la clave. En esta experiencia estamos creando recuerdos para siempre y eso nos emociona mucho”, expresan con la sabiduría de quienes aprendieron a vivir livianos, pero intensamente.

“Disfrutar de lo más simple y encontrarse a uno mismo con miles de preguntas pero con el corazón más abierto que nunca”, escribió Gina una tarde después de caminar por las playas frías del sur. Esa frase, como ellos, sigue rodando. Porque para esta pareja cordobesa, la ruta es su casa, el paisaje su espejo, y el viaje, una forma de amar.

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