En un mundo donde las hazañas épicas parecen pertenecer al pasado, una familia de Carlos Paz desafió los límites del tiempo y el espacio al emprender un viaje que quedará grabado en la historia. Carlos Berraquero (65 años), un apasionado por la naturaleza y las aventuras, lideró esta expedición única junto a sus hijos Emanuel (37 años) y Romina (46 años), en un viaje que los llevó a cruzar los imponentes picos de Los Andes a lomo de sus fieles caballos tal como lo hizo el libertador José de San Martín.
El sueño de explorar los paisajes majestuosos de la cordillera y experimentar la libertad que solo se encuentra en la naturaleza salvaje impulsó a la familia Berraquero a embarcarse en esta extraordinaria travesía. Durante meses, se prepararon física y mentalmente para el desafío que tenían por delante, conscientes de que cada paso sería una prueba de resistencia y determinación.

Una travesía increíble

La partida se convirtió en un momento emotivo para la familia y para toda la comunidad de Carlos Paz, que siguió con atención cada etapa de este viaje lleno de emociones. Desde los primeros pasos en las tierras bajas hasta el ascenso a alturas vertiginosas, cada día estaba marcado por la incertidumbre y la emoción de lo desconocido.
A lo largo del camino junto a otras 19 personas en el grupo y Ariel Pérez, un reconocido historiador y biógrafo del prócer argentino José de San Martín, los Berraquero enfrentaron todo tipo de desafíos, desde condiciones climáticas extremas hasta terrenos escarpados y peligrosos. Sin embargo, su determinación y espíritu de equipo los llevaron a superar cada obstáculo con coraje y perseverancia, demostrando que con determinación y unión se pueden alcanzar las cimas más altas, tanto literal como metafóricamente.

Salieron desde San Juan por el Valle de los Patos, uno de los lugares de donde salió el General. Pasaron por todos los corrales y estuvieron 60 horas arriba del caballo hasta llegar al punto más alto del recorrido  a 4800 metros de altura. Allí está la piedra del Espinacito. En total, fueron ocho días de aventura.
El viaje no solo fue una prueba de resistencia física, sino también un viaje de autodescubrimiento y crecimiento personal para cada miembro de la familia.
Su hazaña no solo quedará marcada en la historia de Carlos Paz, sino que servirá como inspiración para todos aquellos que sueñan con desafiar los límites y explorar los horizontes desconocidos que aguardan más allá del camino trazado.
De esta manera, la familia Berraquero dejó una huella imborrable, recordándonos que, con valentía y determinación, no hay límites que no podamos superar.-