Una “Brujita” en Chile: Federico Bongioanni, el cordobés que hoy forma talentos en el fútbol chileno

A los 46 años, el exfutbolista cordobés encontró en Ñublense una nueva etapa de crecimiento profesional. Desde Chile, cuenta cómo vive su experiencia como Director Técnico Institucional y ayudante de campo, su visión sobre el desarrollo juvenil, las diferencias con el fútbol argentino y los sueños que aún lo impulsan.

“Soy un producto de la Liga Cordobesa… siempre digo: Gracias al fútbol pasé de jugar por la coca en el barrio a jugar la Copa Libertadores… Nací en barrio Los Boulevares y me fui a probar a Huracán de barrio La France y ahí arranqué mi vida dentro del fútbol, primero como jugador; y desde hace unos años, como entrenador”, expresa Federico Bongioanni, nacido en B° Los Boulevares y vecino de B° Marqués de Sobremonte, y habla pausado, con la serenidad de quien aprendió que el fútbol no solo se juega dentro de la cancha. Desde Chillán, en el sur de Chile, donde vive desde hace un tiempo, el ex jugador de Huracán de B° La France, Instituto y Talleres, entre otros equipos, comparte su presente en Ñublense de Chile, el club que lo recibió con los brazos abiertos y en el que hoy combina dos funciones que lo apasionan: Director Técnico Institucional y ayudante de campo del primer equipo.

¿Cómo se dio tu llegada a Ñublense y qué te motivó a emprender este nuevo desafío en el fútbol chileno?
Hace tiempo venía hablando con Sergio Gioino, el presidente. Después de varias charlas se dio la posibilidad de sumarme. Me motivó seguir creciendo en la profesión, enfrentar nuevos desafíos, exigirme y, sobre todo, seguir aprendiendo. Esa es la base de todo.

Actualmente sos Director Técnico Institucional y ayudante de campo del primer equipo. ¿Cómo se complementan esos dos roles en tu día a día?
Soy parte del staff institucional. Estoy todos los días con la primera y también soy el gestor deportivo del club. Me gusta mucho lo que hago y para eso me preparé. Veo las inferiores, me reúno con los profes y los técnicos, con el coordinador, y tratamos de mantener una línea de trabajo común. Cuando veo jugadores destacados, los invito a entrenar con primera para que sigan creciendo y el DT los conozca. Es una gran satisfacción verlos progresar.

¿Qué diferencias encontrás entre el fútbol chileno y el argentino, tanto en lo táctico como en lo formativo y cultural?
Tenemos un club con un hermoso predio, gimnasio, canchas en muy buen estado y todo lo necesario para desarrollarnos. Además, se está construyendo una cancha sintética que estará lista en diciembre, y un nuevo espacio para primera división. Todo eso quedará para inferiores, lo que muestra el crecimiento institucional. En cuanto a lo futbolístico, la principal diferencia que noto es la dinámica y la intensidad.

Como futbolista, “La Brujita” Bongioanni jugó en Huracán de B° La France, Independiente de Avellaneda, Instituto, Huachipato y Universidad de Concepción y Deportes Concepción de Chile, Aucas de Ecuador, Talleres, Aurora de Bolivia, Deportivo Anzoátegui de Venezuela, Central Norte de Salta y Juniors, y varios equipos del interior provincial.

Un “Luminoso” que no para de crecer

¿Cómo fue el proceso de adaptación a una nueva liga, un nuevo país y otra manera de vivir el fútbol? ¿Qué es lo que más se extraña?
Fue una adaptación tranquila. Observé mucho, escuché y estuve atento a cada detalle. Hice un diagnóstico general del club y lo reforzamos con charlas con todo el personal. La vida en Chillán es linda, tranquila… pero uno siempre extraña: la familia, los amigos, las costumbres de Córdoba.

¿Qué balance hacés de tu paso hasta ahora por Ñublense y cuáles fueron los principales logros o aprendizajes?
Muy positivo. Este es un club que antes contrataba juveniles de otros equipos para cumplir con los minutos obligatorios que exige el torneo. Yo llegué para potenciar el trabajo con jugadores propios, y los resultados fueron excelentes. Debutaron varios chicos del club, algunos firmaron contrato profesional, otros fueron convocados a selecciones, y formamos un selectivo para seguir observando talentos. Es el fruto del trabajo conjunto de todo el staff, los profes de inferiores y, sobre todo, de los jugadores, que son los verdaderos protagonistas.

 

“Este año tuve la posibilidad de sentarme en el banco en Copa Libertadores, algo que soñaba desde siempre. Quiero seguir creciendo y disfrutando de este camino, ayudando a los futbolistas a ser mejores jugadores y mejores personas”

Mirando hacia adelante, ¿cuáles son tus proyectos y sueños dentro de tu carrera como entrenador y formador?
Seguir desarrollándome. Desde que dejé de jugar, siempre trabajé de esto: en escuelitas, en Liga Cordobesa, en torneos de AFA, en la B Nacional y ahora en Primera División. Este año tuve la posibilidad de sentarme en el banco en Copa Libertadores, algo que soñaba desde siempre. Quiero seguir creciendo y disfrutando de este camino, ayudando a los futbolistas a ser mejores jugadores y mejores personas. Lo más difícil es la distancia, porque se extraña mucho, pero la familia me apoya y eso lo hace más llevadero.

Federico Bongioanni, el marido de Soledad – su compañera de vida – y el Papá de Martina, Giuliano y Guillermina, habla de fútbol, pero también de valores, de equipo, de aprendizaje. Su historia es la de un hombre que supo reinventarse, que cambió la camiseta por la libreta de apuntes, y que sigue escribiendo su propia jugada en otro campo: el del crecimiento profesional y humano.

Desde Córdoba hasta Chillán, “La Brujita” no perdió la esencia: la pasión intacta por el juego, el compromiso con la formación y la convicción de que el fútbol, como la vida, siempre da revancha.-