Una pareja cordobesa viaja rumbo a Alaska en su Ford Ka 2006

Sofía De Boever (29) y Facundo Negro (27), oriundos de Villa María, decidieron escaparse de la rutina y emprender una travesía épica por América Latina a bordo de su querido “Tutuka”. Partieron en julio de 2024 desde Villa María y ya atravesaron Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Nicaragua y Costa Rica. Hoy, se encuentran en Honduras con el corazón puesto en llegar hasta Alaska.


Sofia De Boever y Facundo Negro partieron hace más de un año desde Villa María (Córdoba), cargando expectativas, dudas y el Ford Ka apodado “Tutuka” por decisión de sus seguidores. Sofía confiesa que la idea original fue de “Facu”: “Un día me dijo, ¿y si nos vamos juntos?”, recuerda ella, ya cansada de la rutina tras recibirse en Administración.

“El viaje lo venía planificando desde hace varios años. Tenía pensado hacerlo en moto por un tema económico. Después nos conocimos con Sofi, le planteo le idea, le gustó y empezamos a planificarlo en auto”, explica “Facu”, y recuerda cómo compró el Ford Ka modelo 2006 que los acompaña en esta aventura: “Al auto lo adquirí en 2020 en plena pandemia. Fue difícil la elección, la idea por ahí era comprar un motorhome pero era más costoso y no llegabamos con el tiempo, así que dijimos ¿Por qué no darle un poco de aventura? Ir en auto y tener ese misterio de no saber dónde vamos a dormir”.

En esos primeros pasos, los preparativos fueron más emocionales que prácticos. Había temores y dudas, asegura Sofía, pero todo cambió cuando aceptaron organizar el viaje “un paso a la vez”. Eligieron el Ford Ka 2006, suficiente para los dos y sus pertenencias: un compañero modesto, pero leal.

Rutas de amor y kilómetros

Sofía detalló el recorrido planeado: “El viaje empezó por Mendoza, y luego Chile; por la comuna de Puchuncavi, luego pasamos por un pueblo costero llamado Caldera y después fuimos a Arica, en la frontera con Perú. Una vez en suelo peruano, recorrimos Arequipa y luego  Cuzco. Todo es a través de hostels y de la app Wordpackers”, comenta “Sofi”.

Partieron en julio de 2024 desde Villa maría y ya atravesaron Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Nicaragua y Costa Rica. Hoy se encuentran en Honduras.

Lo que encontraron en el camino superó cualquier expectativa. Chile, con sus montañas y desiertos; Perú, cargado de templos y cultura ancestral; Ecuador sorprendió con “más de 1000 sopas”; Colombia los cautivó con su Caribe; y Panamá con sus playas y la calidez de su gente. Uno de los momentos más difíciles ocurrió en Bogotá: fueron asaltados y Facundo persiguió a los ladrones. Afortunadamente, recuperaron todo, aunque los vecinos les advirtieron sobre el peligro de la ciudad. “Perdimos cosas materiales… varios raspones, pero por suerte no pasó a mayores… algo o alguien nos cuidó”, reconoce Sofía con emoción.
El cruce del Tapón del Darién fue otra gran prueba: costos elevados, logística complicada y sin regreso posible. “La decisión de cruzar fue muy difícil por todo el costo económico que implica. Pero nos preguntamos si queríamos seguir avanzando y la respuesta es que sí.”

Financian su vida nómade con una mezcla de ahorros, contenido en redes, venta de seguros de viaje y acuerdos de alojamiento a cambio de publicaciones: “Vendemos seguros… hacemos redes sociales a cambio de alojamiento… casi siempre el gasto más grande (el alojamiento) lo tenemos cubierto”.

Desde aquel inicio, allá por julio de 2024, Sofía y Facundo ya atravesaron Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Nicaragua y Costa Rica. Hoy se encuentran en Honduras, donde se detienen para respirar, conocer y seguir compartiendo los paisajes de Centroamérica. Su meta es clara, pero desafiante: llegar hasta Alaska. La ambición crece con cada kilómetro recorrido. La mirada está puesta en Alaska. Aunque les faltan visas para Estados Unidos y Canadá, mantienen viva esa ambición: “Vamos a intentar gestionarla en el camino”. 

El proyecto se financia con una mezcla ingeniosa: parte sale de sus ahorros, otra parte de lo que generan en redes sociales y una porción también proviene de la venta de seguros. 

Documentan todo en su canal de YouTube “Disfrutando el camino” y en su cuenta de Instagram con el mismo nombre, donde mantienen a su comunidad al tanto de cada experiencia.

Disfrutando el camino al máximo

El equilibrio en la pareja fue clave. “Necesitás tus espacios… pero nos llevamos bien”, dijo Sofía sobre la convivencia constante en viaje. Y agregaron con humor: “De los tres, el que mejor se portó fue el Tutuka”, tras más de 10.000 km, con solo una fuga de tapa de refrigerante y un pinchazo.

Aprendieron a vivir con menos, a valorar lo esencial. Al respecto, “Sofi” reflexiona: “El equipaje tiene que ser más ligero en el viaje (y la vida). Lo único que nos llevamos de esta vida son los momentos vividos… eso es lo que realmente importa”.

Con su crónica en ritmo de ruta, Sofía y Facundo dan voz a una aventura íntima que ya supera fronteras. Pedalean sueños, conducen emociones, y el mundo se les abre kilómetro a kilómetro. Apostaron por lo auténtico. No hay lujo, sino honestidad: una pareja, un auto veterano, y un sueño infinito. El camino los pasa a buscar todos los días, y ellos lo reciben con los brazos abiertos. Como ellos mismos lo muestran en redes, cada publicación es una invitación: “Acompañanos a seguir descubriendo”.

“El equipaje tiene que ser más ligero en el viaje (y la vida). Lo único que nos llevamos de esta vida son los momentos vividos… eso es lo que realmente importa”.

Cuando el viaje llegue a su fin —esperan alcanzarlo en los próximos meses, si los tiempos, visas y fuerzas físicas se lo permiten— no volverán igual. Llegarán como dos nómades enamorados del mundo, con una historia que atravesó fronteras y corazones.-

Más info: Disfrutando el camino