Voluntarios de La Cumbrecita cabalgaron 8 horas para vacunar

Una historia de vocación, empatía y respeto es la que vivió un grupo de voluntarios que viajó 8 horas a caballo para vacunar a personas que viven en un lugar inhóspito de Córdoba.

Por Casandra Quevedo

Vacunar

A pesar de las bajas temperaturas de la época invernal que se viven en la zona de La Cumbrecita, voluntarios de este lugar se pusieron la mochila, cargaron una conservadora con dosis de AstraZeneca y se subieron a sus caballos para realizar un acto de extrema solidaridad: vacunar a gente de Altos del Chicharrón.

Al primer desafío lo llevaron a cabo en junio y la semana pasado lograron terminar de colocar la segunda dosis a las 12 personas que viven en ese lugar inhóspito, que en su mayoría son adultos mayors sin movilidad para poder llegar al dispensario más cercano (que se encuentra en La Cumbrecita).

Marta Scalerandi es una de las generosas voluntarias, que con su gran vocación y empatía se animó a montar a caballo por primera vez desde la niñez, para cabalgar durante 8 horas y garantizar la protección hacia el covid de estas personas. La enfermera contó sobre la experiencia que vivió junto a sus compañeros.

¿Cómo surgió la idea de vacunar en lugares inhóspitos?

Altos del Chicharrón se llama el lugar donde fuimos a vacunar. Esta localidad depende de La Cumbrecita y cuando comenzó lo de la vacunación se le consultó a las personas que viven allí se estaban interesados en recibir la vacuna. Se las registró en el Cidi y cuando llegó su turno empezamos a pensar como realizar la vacunación, ya que unas cuantas personas de ese paraje son adultos mayores. Como la única manera de llegar o bajar hacía acá (La Cumbrecita) es a caballo o caminando, decidimos ir nosotros .

¿Cuándo comenzaron con esta iniciativa? ¿Han vacunado en otros lugares?

Esta iniciativa se comenzó cuando se largó con la campaña de vacunación y Altos del Chicharrón es el único lugar al que fuimos, porque las demas personas de distintos lugares de las Sierras, como por ejemplo Quebrada del Yatán, tienen más jóvenes y ellos pudieron bajar hasta el dispensario. Pero si se fue un par de veces a Villa Alpina a vacuanar, también por los adultos mayores sin movilidad.

¿Quiénes forman parte del grupo que viajó a caballo?

El grupo estaba conformado por: Silvana Torres (asistente social), Georgina López (secretaria) , Javier Molina (el guía), Francisco Torre (encargado del cuidado de los caballos), y yo Marta Scalerandi (enfermera).

Fue tu primera vez montando desde que eras niña, ¿Tu vocación pudo más y por eso te sumaste al desafío?

Me sumé al desafío porque siempre en la vida me manejo pensando: “¿Que pasaría si yo fuera la que está en tal situación? ¿Cómo me gustaría que actuarán los demás?”. En este caso, pensé que si yo viviera en este lugar tan difícil de llegar, me hubiera gustado que me tengan presente y me cuiden. Aparte, lo viví como una aventura y eso me apasiona.

¿Cómo trasladaron las vacunas? ¿Cuáles fueron las que estuvieron colocando?

Las vacunas fueron trasladadas en una conservadora con refrigerio, que pusimos en una mochila. La vacuna que colocamos fue AstraZeneca, ya se completaron las 2 dosis.

¿Cuál fue la reacción de la gente al verlos llegar? ¿Cuántas personas vacunaron aproximadamente?

La primera vez, la reacción fue más timida. Estaban más callados pero muy agradecidos. Ahora en la segunda vez, todos estaban más relajados, comunicativos y alegres. En total vacunamos a 12 personas.

¿Piensan continuar con esta iniciativa?

Si ¡Por supuesto! Si se da la ocasión de ir, lo haré. Mi intención es poder dedicarme más a la enfermería comunitaria y poder llegar a lugares donde no es fácil llegar, están un poco olvidados.

¿Qué reflexión te gustaría dejar como enfermera de esta experiencia?

Mi reflexión es que todo lo que hagamos debe ser con amor, respeto y empatía. ¡Ver la felicidad en esos rostros no tiene precio!