De vendedor ambulante a recibirse de Contador

Luego de tanto esfuerzo, sacrificio y dedicación, Roberto Ochonga se graduó de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNC, de manera virtual. Conocé su conmovedora historia de lucha y superación.

Persevera y triunfarás. De pequeño, Roberto vendía verduras con su papá en un carrito y vivía en Villa Canal de las Cascadas, entre los barrios Poeta Lugones y Santa Cecilia. La semana pasada y a sus 37 años, después de tanto lucharla y pelearla a contra corriente, se recibió de Contador en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), de manera virtual por la pandemia de coronavirus.

A sus 16 años, viviendo en una situación precaria y trabajando en una fundición, dejó el secundario y lo retomó recién a los 19. Fue canillita y a los 23 años terminó el colegio con cinco años más que sus compañeros. Trabajó de mozo y hasta fue sereno en la facultad, donde con mucho esfuerzo hizo la carrera de Contador desde el 2006 hasta el año pasado.

“A la tarde iba a estudiar a la facultad y me guardaba pedazos de pan del Comedor para comer a la noche”, reveló este verdadero ejemplo de perseverancia, lucha y sacrificio que jamás tiró la toalla ni se dio por vencido y que terminó haciendo realidad el sueño por el que tanto luchó. 

Radicado en la localidad de Pilar junto a su familia, EXPRESIÓN NORTE dialogó con él para conocer su increíble y conmovedora historia de vida.

¿Qué recuerdos tenés de tu infancia y juventud? 

Vivíamos con mi papá, mi mamá y mis hermanos (éramos 6, más 3 hijos de mi papá y 2 de mi mamá). En la casa vivíamos mis padres y nosotros 6. Mis otros 5 hermanos venían y se quedaban de vez en cuando. 

Mi papá era vendedor ambulante de verduras en la Villa Canal de las Cascadas (entre los barrios Poeta Lugones y Santa Cecilia). Yo lo acompañaba cuando salía a vender, sobre todo cuando tenía 9 o 10 años. Íbamos vendiendo casa por casa y yo le iba haciendo las cuentas a mi papá, porque siempre me gustaron los números. Hasta mis 14 o 15 años vivía con mi viejo y vendía verduras con él.

A los 15 tuve que dejar el secundario por problemas económicos y empecé a trabajar en una fundición. A los 19 años me anoté nuevamente para terminar el secundario. A los 23 años me recibí, fui muy feliz cuando lo logré.

¿Qué obstáculos tuviste que sortear durante tu vida y cómo hiciste para estudiar?

Mientras terminaba el secundario, trabajaba vendiendo diarios en la Av. Japón y al frente de La Voz del Interior. Me levantaba a las 5 de la mañana todos los días y vendía el diario, de lunes a lunes. Y de lunes a viernes iba al colegio para terminar el secundario.

Cuando me recibí empecé a trabajar de sereno. Y ahí comencé la etapa de la facultad. Estudiaba mientras hacía de sereno los fines de semana. Durante los tres primeros años me iba muy bien. La facultad me daba becas por mi situación económica, becas económicas o de apuntes, y también comía en el comedor universitario. Me compré una motito, mi ropa, tenía mis salidas…me tenía que autoabastecer de todo.

En 3° año se me presentó un inconveniente para seguir con la facultad, porque en el trabajo me quisieron cambiar los días y horarios para trabajar durante la semana, lo que me impedía cursar. Entonces tuve que elegir entre trabajar o estudiar: elegí la segunda opción y renuncié al trabajo. 

Entonces me quedé sin un peso por un año y medio, porque no conseguía nada fijo, hacía changas, a mi viejo se le empeoró mucho un cáncer que ya tenía. Yo iba y venía a la facultad, y lo llevaba al médico a él. Además, tengo un hermano que es discapacitado y con un retraso mental, yo tenía que asistirlo a él y al resto de mis hermanos que tenían entre 13 y 15 años, ayudarlos en el colegio, etc. Tenía un estrés y un lío en la cabeza…Tuve que ir a una psicóloga que me brindaba la facultad también. Estuve muy mal económicamente, familiarmente, y también en los estudios.

Recién a fines de 2009 me empecé a acomodar un poco. Empecé a trabajar como mozo y ahí empezó otra etapa en mi vida. Volví al ritmo de estudiar y cursar durante la semana y trabajar los fines de semana. Pude volver a autoabastecerme. Empecé a repuntar, a mejorar mis notas. 

En 2012 conocí a mi mujer, que trabajaba en comercio, nos vinimos a vivir a Pilar. En 2013 nació mi hijo.

¿Por qué te inclinaste por la carrera de Contador? 

No me hizo falta hacer orientación vocacional ni nada, yo desde muy chico sabía que me gustaban los números y la contabilidad, y ya lo tenía decidido. No le erré, porque al día de hoy me sigue gustando mucho. 

¿Cómo terminaste la carrera después de tanto esfuerzo y sacrificio? 

A fines de 2014 terminé de cursar todas las materias, y ahí me quedaron 5 finales para rendir. Yo ya estaba cansadísimo de todos los años que había estudiado y trabajado. Y noté que no tenía experiencia laboral relacionada a mis estudios. Ahí tuve un bajón muy grande. Entonces empecé a buscar trabajo como administrativo y conseguí.

Así empecé a adquirir experiencia en lo que es la parte administrativa contable e impositiva. A fines de 2018 acordamos con mi mujer en que iba a dejar de trabajar para concentrarme en esas 5 materias que me faltaba rendir. En 2019 terminé de aprobar todas, y el 11 de Octubre de 2019 (el día de mi cumpleaños n° 37) me entregaron la nota final de la última materia. Estaba muy feliz de haber terminado. Empecé la carrera en 2006 y la terminé en el 2019, con un montón de inconvenientes en el medio.

El martes de la semana pasada me entregaron el diploma, en una colación virtual.