Los científicos cordobeses vuelven a ser noticia. Esta vez porque realizarán un estudio que buscará identificar la presencia de islas de calor en la ciudad de Córdoba donde se asientan los mosquitos. Este proyecto será realizado por un grupo de investigación de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y el Conicet, en conjunto con la organización internacional National Geographic, quien a su vez financiará la investigación.
La palabra de una especialista
Elizabet Estallo, bióloga investigadora del Instituto de Investigaciones Biológicas y Tecnológicas (Conicet-UNC), explicó: “Es el primer estudio de este tipo que se realiza en Córdoba. Hasta ahora no se habían llevado a cabo investigaciones que impliquen el despliegue simultáneo de trampas de mosquitos mientras medimos la temperatura en el terreno, ‘barriendo’ toda la ciudad”.
El punto de inicio
Lo primero que se realizó fue la instalación de trampas en 30 lugares estratégicos de la ciudad (tanto en viviendas autorizadas como en espacios públicos) de los barrios Juniors, General Paz, Ciudad Universitaria, centro, Bajo Grande, Jardín Botánico y, fuera de la ciudad, en la reserva natural urbana San Martín (por tratarse de un pulmón verde importante). Allí colocaron dos tipos de trampas: una para captura de varias especies de mosquitos, y otra para captura específica de Aedes aegypti.
Al día siguiente, las trampas que utilizaban luz y hielo seco fueron recogidas. Las que emplean una faja pegajosa permanecieron una semana en cada punto. El paso siguiente fue la identificación morfológica, donde se separan a los especímenes hallados.
Posteriormente, de cada grupo de mosquitos se extrajo una pata y se la envió a la Universidad Nacional del Nordeste, para una identificación molecular. Finalmente, con imágenes satelitales se analizaron los núcleos de vegetación y la cobertura terrestre para entrecruzar esos datos con la información de campo recogida.
¿Qué será lo que se evalúe?
Después de todo el trabajo previo, en este estudio los investigadores evaluarán en qué medida la vegetación urbana y los cuerpos de agua (como el río Suquía) funcionan mitigando los niveles de temperatura y regulando el efecto de las islas de calor, y también cómo influyen sobre la diversidad de especies de mosquitos. Cabe destacar que los núcleos de calor tienen consecuencias en el medioambiente y afectan la calidad de vida de quienes habitan las ciudades.
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