Día del Voluntario: La historia de Gina, la voluntaria de Casa Ronald que tiene 76 años

Su historia de vida hizo que se tuviera que "levantar muchas veces", una característica que enaltece aún más su rol de voluntaria. Conocé en esta nota a esta mujer llena de voluntad y espíritu, que siente como un premio poder ayudar a los demás.

Por Casandra Quevedo

Gina

Gina Abrate nació hace 76 años en Torino, Italia, un 27 de enero de 1945, en plena Guerra Mundial. Para esos años, su papá fue reclutado para el servicio militar, y tras volver, tomó una decisión muy importante para su familia: migrar hacia América.

“Recuerdo a mi padre muy triste. A mis 5 años, en busca de mayor seguridad y calidad de vida nos vinimos a Argentina. Acá nos esperaba un primo de mi papá y una ilusión de un futuro mejor”, recordó Gina. Cuando llegaron, estuvieron un tiempo en la Capital y luego se radicaron en Córdoba.

Este fue uno de los primeros indicios de sensibilidad y empatía dentro del corazón de la voluntaria: “Los primeros tiempos eran muy tristes. Estar lejos de tu familia, amigos. La  soledad de las  primeras navidades. En cada familia de Casa Ronald, muchas veces veo a la mirada de mis padres, que tuvieron que dejar sus casas para trasladarse a otra lugar”, expresó.

Experiencias que marcan para siempre

También hubo otros tres momentos que le sirvieron a Gina para decidir convertirse en voluntaria. El primero, fue la pérdida de su primer bebé en 1965, que fue una tristeza terrible para ella. Después, la vida la premió con otro hijo, quién al crecer le dio 2 nietos que la llenan de orgullo.

El segundo de los momentos bisagra en su vida, fue cuando le diagnosticaron cáncer de mama y de útero a los 40 años: “Nunca me pregunté ‘¿Por qué yo?’ Estuve rodeada del amor de mi familia y mis amigos que me ayudaron a superar las cirugías. Ese amor recibido fue la mejor cura”, confesó la mujer que todo lo puede en la vida.

Si algo puede afirmar Gina, es que “las pérdidas y el desarraigo le enseñaron a aprovechar cada instante a pleno”. Esto hizo que llegara el tercer momento que le confirmaría que estaba destinada al servicio: cuando casi sin querer accedió a tirarse de un parapentes.Sobre esta experiencia, confirmó: “Me sirvió para cambiar la percepción de las cosas. No hay nada imposible, si uno tiene ganas, voluntad y la perseverancia para conseguirlo”.

Corazón de voluntaria

A sus primeros pasos como voluntaria, Gina los dio en el viejo edificio del Hospital de Niños, a cargo del Dr. Romis Riden. Después, en el año 2018 estaba de compras cuando escuchó que una señora estaba tejiendo cuadraditos para llevar a las familias de Casa Ronald.

“Me dije. A mí también me gusta tejer. Y empecé a tejer gorritos. Un día toqué timbre en la Casa ubicada en el Bajada Pucará. Cuando me la puerta, les conté que quería donar esos tejidos y me recibieron los gorritos con mucho amor,  como si fueran un tesoro. Me sentí muy importante”, recordó la voluntaria.

Así empezó todo: se ofreció a seguir ayudando en el lugar, y luego de pasar por varias instancias de capacitación y entrevistas, comenzó a formar parte de Casa Ronald. Orgullosa por este momento, dijo: “Sentí que me había ganado un premio importante en mi vida”. Gracias a esta experiencia, en el presente define que ser voluntaria “te hace mejor persona”, y “es mirar con los ojos del alma”.

Amor incondicional

La historia de Gina demuestra que, a pesar de las circunstancias que le tocaron atravesar, la vida le dio nuevas oportunidades. Hoy, su familia, afectos y la Casa Ronald son lo más importante: “¿Lo mejor? La risa de los chicos. Leerles cuentos, jugar con ellos. Recorrer todo los espacios de la Casa y saber que uno, desde su lugar,  puede brindar servicio a estas familias que tanto nos necesitan”, concluyó la gran voluntaria.

Más información: La Casa de Ronald McDonald | Asociación Argentina de Ayuda a la Infancia- Bajada Pucará 1787, Córdoba Capital | Tel.: (0351) 455-9988/ 4560404 | Cel.: (0351) 5490498 / 3164184 www.casaronald.org.ar