Es cordobesa y empodera a las mujeres a través de la moda sostenible

Noelia Ponce de León es partícipe del proyecto “Cromosoma”, aunque hoy se encuentra en pausa, inspiró a muchas mujeres de diferentes comunidades a utilizar a la moda como símbolo de identidad y empoderamiento. La moda sostenible como herramienta para la inclusión

 

Noelia Ponce de León es una diseñadora cordobesa fundadora de Cromosoma, un proyecto de diseño social que impulsa la moda circular, sostenible e inclusiva.

Cromosoma nació inspirado en el trabajo de una fundación francesa que llegó a lugares periféricos de Argentina realizando talleres y conciertos de música con instrumentos fabricados a partir de desechos. En 2012, ese modelo fue replicado por Cromosoma en la moda, pensando en las escasas oportunidades que tenían las comunidades más vulnerables en cuanto a la vestimenta, ya que sus ropas eran mayormente donaciones.

“Nosotros siempre pensamos en cómo la ropa puede incluirte o excluirte de la sociedad. En ese momento estaba emergiendo la noción de sustentabilidad y se empezaba a hablar del consumidor consciente, que elige una cosa u otra, según su imagen y personalidad. Pero, ¿Qué pasa cuando no podés elegir lo que te pones?, ¿Cómo se construye esa identidad?”, cuenta Noelia para Hoy Día Córdoba.

Esta inquietud sobre la relación entre la ropa y la identidad impulsó la creación del proyecto, que comenzó con talleres de reciclaje e intervención de prendas destinados a mujeres y niños. “Lo que hacíamos era enseñarles a las personas a reapropiarse de la ropa que no podían elegir, customizarla e intervenirla para darle identidad”, señala.

Cromosoma empezó a colaborar con la ONG Las Omas, allí se trabajaba con mujeres víctimas de violencia de género que vivían en un asentamiento en la zona de Chacra de la Merced, un lugar con calles de tierra y un olor nauseabundo por ser zona de desembocadura de cloacas. “Había una sola escuela en la zona, las mujeres llevaban a sus hijos y se quedaban a pasar toda la mañana mientras los esperaban. En uno de los salones, la ONG empezó a dar talleres para estas madres y nosotros nos sumamos. Tuvimos un par de encuentros y les propusimos a hacer la moldería para que pudieran confeccionar sus propias prendas para verse y sentirse mejor, porque ellas decían: ¿para qué me voy a vestir yo acá, en este lugar lleno de tierra y mal olor?”, cuenta Noelia a La Nación.

Pero enseñar moldería fue casi imposible y puso de manifiesto algo muy profundo que les estaba ocurriendo a estas mujeres. “Un día, una psicóloga fue a charlar con ellas y descubrió lo que estaba pasando: no querían tomarse las medidas. Ahí nos dimos cuenta de que la situación era mucho más compleja de lo que pensábamos, porque la autoestima de estas mujeres estaba completamente anulada”.

Ante esta evidencia, el equipo de Cromosoma cambió la propuesta: “Empezamos a hacer algo más creativo: con ropa que llegaba a través de donaciones, nos dividimos en grupos y con el apoyo de una terapeuta, que venía acompañándolas, trabajamos desde lo artístico qué significaba para cada una ser mujer. Fue un proceso largo hasta que llegamos a poder desarrollarlo de esta manera, porque nos encontramos con un mundo que era desconocido y tuvimos que hacer cambios sobre la marcha”.

Cromosoma trabajó, además, en colaboración con comunidades indígenas, con la intención de generar autonomía en los procesos y volverse prescindible con el tiempo. En este trabajo intentaron conjugar los saberes ancestrales con la lógica de mercado para apoyar a las comunidades wichi, “con la idea de encarar el diseño con comunidades desde la retribución y no desde la imposición”.

Pese a todos los logros alcanzados, en 2020, Cromosoma se vio obligado a poner puntos suspensivos debido a proyectos personales de Noelia y sus compañeras y el impacto de la pandemia. “En 2020, decidimos dar una pausa al proyecto. Yo empecé a trabajar con mi propia marca, D-Bandera, y a enfocarme en nuevos desafíos. Pero sigo pensando en cómo fusionar ambos proyectos”, explicó con una mirada optimista.

Desde su creación en 2012 hasta el año 2020, Cromosomas ha brindado talleres, capacitaciones y nuevas oportunidades de empoderamiento a mujeres de diversos barrios, asentamientos y comunidades, fomentando la inclusión a través de la moda sostenible.

A pesar de las dificultades económicas y de la industria de la moda, que Noelia describe como un “monstruo”, su convicción en la importancia de proyectos como Cromosoma sigue intacta. “Creo que proyectos así son claves para capacitar y dar herramientas”, afirma.

Más info: @cromosoma_disenosocial

@dbandera__