Cuando la escuela se convierte en puente “Mi hermano es otro yo” no es solo un nombre. Es una declaración de principios que nació en 2012 desde la materia Formación para la Vida y el Trabajo del Colegio Padre Claret ubicado en Av. La Cordillera 4950 de B° Villa Claret, con la intención de “conocer otra realidad del Norte Argentino como la Quebrada de Humahuaca”, según cuenta el profesor de Catequesis, Saúl Farfán, quien acompaña el proyecto desde sus inicios.
La motivación principal surgió del deseo de acercarse a comunidades vulnerables donde las Misioneras Claretianas ya estaban trabajando. “En Jujuy tienen presencia desde hace varios años y colaboran con la gente más necesitada del lugar”, explica
Farfán. Desde entonces, el compromiso del colegio no ha hecho más que crecer, contagiando a toda su comunidad educativa.
Ayudar, compartir y aprender
La iniciativa solidaria moviliza cada año a los estudiantes de 4° año, quienes se convierten en verdaderos protagonistas de una experiencia transformadora. “Ellos elaboran talleres para los niños de las escuelas que vamos a visitar. Trabajan en comisiones y creativamente organizan las actividades”, comenta el docente, valorando el entusiasmo con el que los jóvenes se involucran.
“Las necesidades en la Quebrada de Humahuaca son múltiples y profundas. Los niños muchas veces carecen de todo. Algunos caminan varios kilómetros para llegar a la escuela”.
Pero la preparación no es solo intelectual y afectiva: también es práctica y colaborativa. Los estudiantes organizan ventas de empanadas para autofinanciar parte del proyecto. “Con lo que se junta compramos mochilas, cartucheras y materiales didácticos. En mayo hicieron 670 docenas de empanadas, y en agosto repiten la misma cantidad”, detalla el Profe Saúl, orgulloso. El trabajo no es solo de los alumnos. Las familias y toda la institución se suman con entusiasmo. “Es hermoso ver al colegio y a las familias unidas por un objetivo común como este”, destaca el profesor, quien insiste en el valor de formar ciudadanos comprometidos con el otro.
Un viaje que enseña
Los valores que se promueven son claros: solidaridad, empatía, compromiso social. “Queremos que los estudiantes conozcan otras realidades, valoren lo que tienen y sepan sensibilizarse frente a las carencias”, afirma. Las necesidades en la Quebrada de Humahuaca son múltiples y profundas. “Los niños muchas veces carecen de todo. Algunos caminan varios kilómetros para llegar a la escuela; otros, al salir, deben cuidar ovejas o a sus hermanos menores”, relata conmovido. El intercambio no es solo material, sino profundamente humano.
Este año, el viaje está previsto del 4 al 10 de octubre. Participarán 60 estudiantes que recorrerán Salta, Jujuy Capital y, finalmente, llegarán a las localidades de Huella y El Perchel, cerca de Tilcara, donde compartirán dos jornadas con las escuelas locales.
Mientras tanto, las actividades para recaudar fondos continúan. En agosto tendrá lugar una nueva venta de empanadas, y en septiembre se realizará una matiné solidaria para los alumnos del nivel primario.
Todo suma en este entramado de acciones solidarias que no se detiene. La comunidad cordobesa también puede sumarse. “Se pueden donar ropa de abrigo, frazadas, rollos de polar, zapatillas para niños, útiles escolares, golosinas, leche, cepillos y pasta dental, alimentos no perecederos…”, enumera Saúl. Las donaciones se reciben en el Colegio (Av. La Cordillera 4950).
Mucho más que una cruzada solidaria
Desde lo material hasta lo espiritual, todo es bienvenido en esta cruzada solidaria que une dos regiones del país. “El proyecto es de amor, une a dos culturas y las enriquece. Nos hace cercanos a la realidad del otro, nos hace solidarios y nos renueva el corazón”, reflexiona el docente.
Con emoción, Saúl Farfán asegura que “el proyecto tiene una fuerza renovadora y esperanzadora, porque toda la comunidad educativa colabora para que sea posible cumplir con sus expectativas”.
Así, lo que comenzó como una actividad puntual de una materia, hoy se consolida como una de las experiencias formativas más profundas del colegio.
El intercambio es bidireccional: quienes reciben las donaciones y actividades agradecen profundamente, pero los que más se llevan son los jóvenes, quienes regresan con una mirada más humana y empática. “Necesitamos tener un corazón abierto a las nuevas realidades y saber que hay otros hermanos que la pasan mal y necesitan de nuestra ayuda”, afirma Saúl.
“Se puede donar ropa de abrigo, frazadas, rollos de polar, zapatillas para niños, útiles escolares, golosinas, leche, cepillos y pasta dental, alimentos no perecederos. Además, los alumnos llevan actividades lúdicas y recreativas”
Cada donación es una caricia que viaja cientos de kilómetros, cada actividad una semilla de esperanza. Como dijo Madre Teresa de Calcuta y recuerda Saúl: “No siempre podemos hacer grandes cosas, pero sí podemos hacer cosas pequeñas con gran amor”. Esa frase resume el espíritu de esta propuesta: un proyecto que enseña, transforma y deja huellas imborrables. Porque cuando la escuela educa con el ejemplo, los aprendizajes duran toda la vida.-
Más info: Instagram: @mihermanoesotroyo