El argentino Lucas Desimone es uno de los fundadores y actual director de Baumm, una de las marcas de productos sustentables precursora en Argentina. Baumm es un emprendimiento que usa telas de paracaídas y parapentes en desuso para confeccionar nuevos productos como mochilas, morrales y riñoneras. Al pensar que los parapentes vuelan alrededor de 300 horas y después dejan de usarse, quiso darles un nuevo uso, extendiendo su vida útil.
“El parapente vuela alrededor de 300 horas, después se deja de usar y la tela puede reutilizarse en otro producto. Esto nos da la oportunidad de tener mochilas livianas, resistentes y coloridas que tienen consigo toda la aventura y la adrenalina de las personas cumpliendo el sueño de volar”, afirma Lucas.
Uno de los factores más importantes es la reutilización del material de forma virtuosa y saludable para el medio ambiente, que también permite aprovechar una tecnología que de otra forma no podría usarse para confeccionar los productos de Baumm.
Empresa Argentina y para el mundo
Baumm es una empresa de Buenos Aires, creada por un fotógrafo y un diseñador industrial interesados en la integración del diseño y el medio ambiente. Sus modelos son producidos de forma manual y en Argentina a partir de la reutilización de materiales en desuso. Estudian y prueban la nueva vida del material, brindando una excelente calidad y funcionalidad al usuario, haciendo de cada uno de los productos una pieza única.
¿Cómo comenzó Baumm?
En el verano del 2005, Rodrigo Chapero y Lucas Desimone se encuentran con un banner de PVC que anunciaba un nuevo producto fertilizante. La curiosidad, la inquietud y algo de alquimia convirtieron ese descarte en un morral universitario muy canchero y nuevamente funcional a la vida cotidiana. Este tipo de impresión vinílica era muy utilizada en la vía pública y autopista, renovándose mes a mes. Al ver el resultado del bolso, descubrieron que aquello que eran toneladas de desperdicios, se convertía en un material reutilizable y materia prima estéticamente interesante.
“Durante un viaje a Nueva York en 2005 vimos unos bolsos de origen suizo que se hacían con lonas de camiones. Cuando volvimos, nos quedamos con la inquietud de recrear esa idea. El problema era que en Argentina la lona de camión se reutiliza mil veces hasta que no sirve más. Por eso comenzamos los primeros bolsos con lonas publicitarias, que se descartaban continuamente. Esa fue la puerta de entrada a la marca y a la parte comercial del diseño. Trabajamos ese material durante tres años”, cuenta Desimone a El Cronista.
En el 2009 se concentran en un material nuevo a reutilizar, que les permita generar productos para venta al público, interesantes, prácticos y con buenas historias que contar. Tras años de búsquedas, pruebas y muestras, llegan a las velas de parapentes en desuso.
“El material de parapente que utilizamos tiene grandes historias detrás, 300hs de vuelo y miles de aventuras. Principalmente relacionada con el sueño del hombre de volar, las velas tienen viento, sol y lluvia de las alturas. Luego en la ciudad obtienen una nueva vida en mochilas y bolsos que acompañan la vida cotidiana. Una vez que el parapente cumple una cantidad de horas de vuelo deja de volar y lo compramos para reutilizar la tela”, cuentan los fundadores de Baumm.
Primeros pasos
El proyecto fue bautizado como Baumm. Poco a poco, fueron consiguiendo más clientes de los que pensaban. Empezaron ofreciendo su producto en locales de Palermo y Buenos Aires, en pequeñas tiendas de diseño. Pronto, marcas como Coca Cola y Adidas comenzaron a contactarlos para que conviertan sus gigantografías de las autopistas en morrales. Sin bien Baumm funcionaba, ninguno de los dos podía dejar sus respectivos trabajos. Para el momento, Desimone trabajaba como editor fotográfico en una agencia publicitaria y Chapero, como diseñador en una empresa de anteojos.
Hasta que un día, una importante empresa telefónica los contactó para producir 1000 bolsos. Frente a la propuesta, Desimone decidió renunciar a su trabajo y dedicarse a tiempo completo a hacer crecer su empresa. Finalmente, el intercambio no se dio, pero la energía del fotógrafo ya estaba disponible para hacer crecer a Baumm.
Frente a quejas de productos que se rompían decidieron cerrar desmotivados, pero los mensajes y consultas por sus creaciones no paraban de llegar a sus correos. Es así que Lucas decidió retomar el proyecto, aunque esta vez solo, ya que Rodrigo tenía los propios.
“Nos escribían todo el tiempo a la casilla de Baumm. Yo siempre respondía: ‘No, ya no trabajamos más’. Pero un día dije: ‘Basta. Si siguen escribiéndonos es porque tenemos que volver a hacer algo’. Entonces lo hablé con Rodrigo, pero él no quiso saber nada. Le pregunté si no le molestaba que yo siguiera con la marca por mi cuenta y me dijo que no había ningún problema”, expresa Lucas.
En busca del material perdido
De boca en boca, fue comunicando su proyecto y su situación, hasta que un amigo de Rodrigo se fue a la Patagonia Argentina a volar en parapente. El piloto le contó que tenía un equipo de parapente que estaba como nuevo, pero que ya no lo podía usar más por una cuestión de regulación. Así fue que este amigo y personalidad clave en el proyecto, pensó en dársela a Rodrigo, que rápidamente se la llevó a Lucas. Apareció el material ideal.
Hoy, los productos están hechos a base de paracaídas, parapentes y velas de botes fuera de uso. De los aproximadamente 40 metros cuadrados de tela de un parapente, extraen alrededor de 100 mochilas. (Fuente: SerArgentino.com)
Más info: @baummarg