Muy lejos de los estereotipos en donde se piensa que jubilarse consiste en comenzar una “etapa pasiva” o de “cuidado de nietos”, Liliana y Adriana demostraron estar más activas que nunca. En este momento se están preparando para recorrer Argentina en una casilla rodante, sin destino fijo ni fecha de regreso.
Liliana y Adriana, cada una por su lado, proponen archivar los mandatos sociales que invitaban a la pasividad en esta etapa de la vida. Al contrario, después de las aulas, se preparan para desandar kilómetros y acumular vivencias por las rutas argentinas.
Una hoja de ruta sin tiempos
“La seño Lili Homann” ejerció la docencia hasta el 1° de diciembre, el mismo día en que cumplió sus 57 años (edad que la ley provincial marca como final del ciclo activo). Dedicó 25 años a dos colegios de Santa Rosa de Calamuchita: el San Juan Diego y el Luis María Drago.
Fue en septiembre cuando comenzó su sueño de viajar: vendió su automóvil y compró un vehículo que se ajustaba a sus planes. Ahora, el mismo cuenta con “cajones transformers”, que son una cama y el sillón que es baúl. Ahora ella misma arma las piezas del colchón que se encastran como un rompecabezas.
En este proceso, un amigo de su hijo que es también ingeniero industrial camperizó el vehículo a medida, optimizando los espacios en un loft de 2×3 metros. Ya está casi listo para salir de viaje. El lugar elegido será el sur argentino. Pero eso no es todo, sino que Liliana irá acompañada por una amiga mendocina y después continuará su viaje en el Norte argentino. Su idea es viajar y volver a su hogar, para luego seguir viajando y así sucesivamente.
“Me jubilo y viajo”
“Siempre fue un sueño que parecía lejano porque uno está atado al trabajo. Lo veíamos a futuro, pero ya está más cerca”, aseguró Adriana Brunetti de 59 años, quién es profesora de educación física y exdirectora del secundario Gustavo Riemann de Villa Rumipal. Junto a su esposo, ahora podrá cumplir su meta de viajar sin horarios y con todo el tiempo libre.
Tras jubilarse después de 37 años de docencia (y 14 como directora) la maestra compró una casilla rodante. Con Miguel, su marido, están asentando su nuevo vehículo de viaje y ya lo probaron en un viaje a La Cruz con sus nietos y una excursión de día en el lago.
Adriana asegura que desde siempre le gustó viajar y que tiene un gran apego por los campamentos. Ahora va por más y espera salir al ruedo en pocos días. El primer viaje será hacia el sur. “Quiero irme y no tener la obligación de volver”, confesó. Sin dudas, tanto ella como Liliana, podran disfrutar de su tan merecida jubilación.