Jano: el niño viral cordobés que enseña y divulga física cuántica

Con apenas 12 años, se define como "un curioso y amante de la ciencia". En sus redes, crea contenidos para divulgar, contar y compartir el conocimiento que tanto lo asombra.

Jano Quantum tiene 12 años y desde hace ya unos años, sorprende por su capacidad para explicar temas de física cuántica como si estuviese contando una historia cotidiana. Desde su casa en Córdoba, combina su voraz curiosidad con una notable elocuencia, y esa mezcla convierte sus videos en pequeños faros de fascinación para el público.
“Desde que soy pequeño, siempre fui curioso. Me defino como un curioso y amante de la ciencia”, expresa este “fan de la física cuántica”

Su interés por la ciencia fue despertado casi por accidente: un video clasificado como astronomía, pero que en realidad aludía a principios cuánticos, le hizo “click” en la mente. Ese momento marcó el inicio de una travesía fascinante que lo llevó a devorar libros, recorrer videos especializados y aprender con un profesor particular al que él mismo denomina “profe Fede”.

Luego de que su profesor debió mudarse a Alemania, Jano no detuvo su carrera autodidacta: continuó explorando los misterios del átomo y sus partículas, con perseverancia y disciplina. Esa voluntad fue el motor para crear Jano Quantum, una cuenta de Instagram y un canal de YouTube donde comparte sus explicaciones con casi 46.000 seguidores.

Con naturalidad, Jano aborda cuestiones aparentemente abstractas como el gato de Schrödinger o la estructura de los quarks y las transforma en narrativas accesibles para cualquier oyente.

El niño cordobés se transformó en un fenómeno de divulgación científica: con claridad, pasión y naturalidad, convierte complejos conceptos de física cuántica en historias que entusiasman a chicos y grandes.

12 años de curiosidad cuántica

“La ciencia me empezó a gustar desde que muy chico y el interés por la física cuántica llegó después. Comencé viendo un canal de astronomía, el cual era un poco tramposo, porque tenía un vídeo en el cual hablaban de física cuántica. Así fue que me interesé y empecé a leer libros y ver videos hasta el día de hoy. Amo la física cuántica”, sostiene.

Aunque la física cuántica es su gran amor, no es la única pasión del pequeño divulgador: toca el clarinete, juega al básquetbol, estudia inglés y colecciona minerales. El año pasado, en el Pabellón Argentina de la UNC, fue orador en TEDxCórdoba, donde compartió sus reflexiones sobre la curiosidad y su poder como motor intelectual.
A su vez, ya anticipa que quizás combine la música y la ciencia en el futuro.

A pesar de que sus padres reconocen no comprender del todo la física cuántica, lo acompañan con entusiasmo y admiten que el sistema educativo no suele contemplar a chicos tan avanzados. Aun así, sostienen que ese entorno familiar de preguntas y experimentos fue clave.

“Gracias a la cuántica hay avances en medicina o en el entretenimiento. Hace poco escuché que hicieron una carrera de nanoautos.
Una locura”.

Entre sus videos favoritos está el de donde habla sobre minerales y de elementos, pero el que lo cautiva es donde explica la paradoja del gato de Schrödinger, el experimento mental del físico austriaco-irlandés Erwin Schrödinger que hizo en 1935. Sobre el futuro de la física cuántica, Jano encuentra una locura todo lo que puede llegar a abarcar y a desarrollar tecnológicamente en el futuro. “Gracias a la cuántica hay avances en medicina o en el entretenimiento. Hace poco escuché que hicieron una carrera de nanoautos. Una locura”, señala el pequeño divulgador.

Entre sus sueños, Jano señala su deseo de trabajar en el CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear), conocer el Gran Colisionador de Hadrones o descubrir una nueva partícula. Pero afirma con madurez que más que los premios, lo motiva el propio descubrimiento.

Jano sueña con trabajar en el CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear), conocer el Gran Colisionador de Hadrones y descubrir una nueva partícula.

En un mundo saturado de información digital, videítos de YouTube y TikTok, y redes sociales, el ejemplo de Jano demuestra que la divulgación científica puede tener ritmo, claridad y emoción. Lo hace sin solemnidad, pero con rigor: esa es su marca distintiva. Sin lugar a dudas, este niño de Córdoba no solo expone fórmulas y teorías; transmite un mensaje poderoso: la ciencia puede emocionar, encender mentes y despertar pasión, sin importar la edad. Jano Quantum lo demuestra cada día que enciende su cámara y publica sus contenidos.

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