#JuevesRetro: Una familia de arqueros

El 14 de Abril se celebró el "Día del Arquero" y en nuestro Jueves Retro repasamos la historia de Los Caffaratti: Una familia de arqueros. Ponerse las medias, los botines y el short; calzarse el buzo y los guantes. Ese es el ritual cotidiano que apasiona a la familia de Marcelo Caffaratti (47 años), en donde conviven dos generaciones de arqueros natos. Él, con reconocida trayectoria en la Unión Cordobesa de Fútbol Amateur (UCFA); sus hijos Blas, Francesco y Stefano, promesas alentadoras para nuestro fuúbol local y nacional.

*Nota publicada en febrero de 2019

La familia Caffaratti vive en B° La France e inició su relación con el fútbol desde los tiempos de Isidro Caffaratti, padre de Marcelo, quien fue unode los jugadores históricos del ascendido Club Atlético Belgrano del año 1968. Si bien su posición no era bajo los tres palos, sí jugaba como defensor.

A pesar de ello, Marcelo no se dedicó especialmente al fútbol hasta cumplir los 18 años, ya que la escuela secundaria donde asistía tenía una clara orientación hacia el rugby. Pero desde su incursión en el fútbol, jugó en distintas ligas del interior de Córdoba, siempre con el número 1 en la espalda.

Actualmente, juega en la UCFA (Unión Cordobesa de Fútbol Amateur), institución de la cual su padre fue uno de los fundadores. Lo hace en la categoría Maxi Senior, en el equipo Monterrey.

“Ser arquero es ocupar uno de los puestos más desagradables dentro de la cancha, porque gritás los goles solo y en el último minuto del partido te podés transformar en un villano y ser el peor detodos. Pero también puede suceder que te transformes en un héroe… no es necesario usar máscara y capa; con un par de guantes, te alcanza. Además, la mentalidad y el temperamento que se necesita es muy especial, porque tenemos una responsabilidad y una presión enorme sobre nosotros. Es un puesto muy individual y eso puede jugar en contra psicológicamente”, expresó Marcelo, quién lleva el buzo y el N° 1 tatuado en la piel.

Al ser un puesto de mucha exposición y responsabilidad, ¿Los arqueros se han ido perfeccionando con el paso del tiempo?

Ha cambiado muchísimo la importancia que se le da al aquero en estos últimos diez años. Por ejemplo: ahora existen muchísimas escuelas especializadas en su formación, a diferencia de mi época en la que nos hacían solamente correr alrededor de la cancha junto a los demás jugadores. Cuando yo era joven, no se le ensañaba al arquero cómo pararse, cómo salir, cómo achicar, cómo sacar…

En cuanto a la indumentaria, actualmente existen infinitos modelos y opciones de botines, guantes, camisetas, pantalones… algo que hasta hace diez años no había existía.

¿Cómo hubiera sido tu carrera profesional si hubieras optado por dedicarte a atajar?

Cuando era pibe tuve oportunidades de jugar en el exterior, pero mi viejo nunca me presionó para que siguiera el camino del fútbol, sino que me permitió que yo lo decidiera.
Siempre me dijeron que yo tenía condiciones y que podría haber llegado a jugar en un equipo de primera fuera de Argentina.

Actualmente, nosotros como padres, tampoco presionamos a nuestros hijos; es más… No quisimos que se dedicaran a ser arqueros, porque ese puesto tiene una presión psicológica mucho mayor al jugador. Pero ellos me acompañan a la UCFA desde siempre y al verme jugar al arco, siguieron mis pasos.

“Nuestro papá nos dá muchos consejos”

Blas (14 años), Francesco (10 años) y Stefano (6 años) son la tercera generación deportista de la familia. Los hermanos “Caffa”, como los conocen sus compañeros de fútbol, no solo comparten la pasión por este deporte y por su amado Belgrano; además, continúan la tradición iniciada por su padre de ser arqueros. En este camino, su mamá Claudia, juega un papel clave de acompañamiento y apoyo. Sin lugar a dudas, el la Presidenta de su club de fans.

“Desde el principio tuvimos interés en el puesto de arquero y quisimos probar otra forma de jugar”, aseguró Blas, quien antes de atajar, hacía goles con la camiseta N° 9. Su hermano Francesco, antes de ir al arco, era defensor, pero el más “peque”, Stefano, siempre jugó con la “1” en la espalda. Actualmente, los tres entrenan en la reconocida escuela de arqueros E.E.A.F., pero antes de ello, Blas y Francesco jugaron en la escuela de fútbol EFUL, a donde ahora asisten los dos hermanos más chicos.

“Nuestro papá es una referencia para nosotros y lo observamos mucho cuando juega en la UCFA. Para nosotros es una buena oportunidad poder aprender de él también”. En este sentido, para ser un buen arquero, tan importante es la experiencia como la técnica, por lo que Marcelo también representa una fuente valiosa a la hora de transmitir conocimientos deportivos a sus hijos. “Nuestro papá nos da muchos consejos de cómo salir, cómo sacar y cómo pararnos en el arco. Además, nos aconseja que a la hora de atajar un penal, demos un paso adelante para no chocarnos con los postes cuando nos tiramos. También nos dice que cuando salgamos a atrapar una pelota, no lo hagamos con miedo o con dudas”, comentaba Francesco, quien admira al gran David De Gea, reconocido arquero del Manchester United y de la Selección de España. Por su parte, el referente indiscutible de Blas es Keylor Navas, titular del arco del Real Madrid y en la Selección de Costa Rica. Mientras que el pequeño Stefano no dudó en inclinarse por César Rigamonti, el guardián de Belgrano. Pero más allá de sus sueños referenciales, los tres hermanos le apuntan a una misma meta: lucir orgullosos el buzo de arquero de la Selección Argentina, ni más ni menos. Y hacia allá van, volando de palo a palo como su Papá “Caffa” compartiendo esta loca pasión por el arco que se transmite de generación en generación.