La cordobesa Naty Martínez presentó su nuevo libro “Julián, el escribidor”

La multifacética artista cordobesa ilustró un cuento que Lula Bertoldi escribió para su hijo. Trazos, colores y emociones definen la nueva creación de una talentosa ilustradora que dibuja palabras y escribe dibujos para hacer pensar y entretener a niños y adultos

 

Natalia Martínez se define como una imaginadora, “todo lo que le falta a esta realidad, lo dibujo, lo escribo, lo leo, lo cuento”. Entre sus múltiples actividades que van desde el teatro hasta la docencia, y todo lo que refiere al arte como el dibujo y la escritura, Naty elige la ilustración como bandera y como forma de vida.

Dialogamos con la artista cordobesa que cautiva con sus creaciones para conocer su mundo y su último libro en conjunto con la música Lula Bertoldi:

¿Cómo surgió la idea de trabajar en conjunto con Lula Bertoldi?

En realidad no hay una idea que haya surgido planificadamente,  yo la seguía en redes sociales, conozco su laburo, su música, su banda está conformada por cordobeses, y entonces también nos tira ese apoyo a la música cordobesa y de seguirla sin ser fan de la banda ni nada por el estilo, solo conocer a la gente que conforma parte de su banda.

La sigo y en un posteo que ella hace en instagram el año pasado,  sube una foto de un papel escrito, como un sobrecito de papel escrito en el que ella dedica unas palabras para su hijo, que se transforman como una especie de cuento ÿ se notaba que era eso, como un cuento que había dedicado a su hijo.

Yo sin saber mucho el por qué, más que lo que decía el posteo, que era reproducir el cuento que había escrito y decía algo de que su hijo iba a empezar a trabajar con lapicera en el cole. Entonces tenían que escribirle los papás algo, regalándoles una lapicera en un sobrecito, para que sea algo especial para ellos.

Entonces Lula, cuando le regalan esto a Julián (su hijo más grande) hace este cuento, y a ella le pareció que quedó algo tan lindo que le sacó una foto y lo subió como un posteo. Yo veo ese posteo y en el acto le dije eso es un libro y me encantaría ilustrarlo. Al ratito nomás me respondió que sí, que le encantaría, que había estado mirando mis dibujos y que si yo creía que fuera posible que le metiéramos para adelante.

Ahí empezó como a surgir este trabajo que hicimos a lo largo de un año casi completo, trabajando a distancia. Pensamos en una autopublicación sin mediar una editorial, hice algunos dibujos y le fui mostrando, fuimos buscando también el personaje, cómo era. Obviamente me inspiré en su hijo, según ella, el Julián del cuento se parece mucho a su hijo. Entonces ella lo encontró y encontró muchos guiños a su vida que para ella tenían mucho sentido.

Tuvimos muy buen vínculo sin conocernos y a partir de ahí pensamos por lo menos que el libro era algo posible. Empezamos a buscar editorial y a fines del año pasado nos dice Editorial Sudestada que ellos lo querían editar.

¿Qué vamos a encontrar en “Julián, el escribidor”?

Vamos a encontrar la historia de un niño, que más allá de que este inspirada en el cuento que Lula escribió para su hijo, descubre que puede expresarse a través de un lápiz con el que va escribiendo sobre el mundo que le rodea y después sobre las cosas y ese mundo pero cambiando la acepción de la palabra y descubriendo que puede mirar y escribir sobre ello. Es una historia muy simple y a la vez profunda que tiene que ver con la potencia que tiene la infancia con el hecho de poder tener una mirada propia sobre lo que lo rodea mas allá de las construcciones que nosotros vayamos haciendo para ellos y en algún punto sobre un niño que descubre su pasión, que en este caso es escribir.

“Es una historia muy simple y a la vez profunda que tiene que ver con la potencia que tiene la infancia con el hecho de poder tener una mirada propia sobre lo que lo rodea mas allá de las construcciones que nosotros vayamos haciendo para ellos”

A mí me tocó imaginar cómo iban a ser esas ilustraciones y se me ocurrió hacer algo muy jugado donde quería ponerle dibujo a lo que Julián iba escribiendo. Quise ir a la literalidad de todas esas palabras escritas ya que iba contando otro relato por debajo de la historia principal y va apareciendo en la ilustración, esos trazos, pensamientos y palabras de Julián están con color rojo, porque es el color con el que está mirando y describiendo ese mundo. El sueño que tiene Julián de poder escribir va haciendo que se haga preguntas y que vaya encontrando las respuestas y que planifique estrategias para llegar a ese sueño que no tiene límites.

Está dentro de la categoría de lo que es libro álbum y contiene una historia muy linda para compartir a personas de 0 a 99 años. Además estoy muy contenta porque hace poquito “Julián, el escribidor” se declaró por la Legislatura porteña de interés cultural.

¿Hace cuanto te dedicas profesionalmente a esta actividad?

Dibujar lo hago desde hace mucho tiempo, desde que soy muy chica, pero de manera profesional lo empecé a hacer en la pandemia. Yo daba talleres de estimulación creativa para niños durante catorce años y dibujaba mucho pero no me dedicaba puntualmente a la ilustración. Después de la pandemia tuve que repensar, yo trabajaba con infancias y las infancias estaban dentro de las casas, también hacía teatro y la gente no podía ir, entonces tuve que acomodar un poco todo con virtualidad, que por un lado estuvo bueno porque nos siguió conectando.

Los libros son parte de mi vida entera, tengo una biblioteca llena de libros que son comprados para las infancias pero yo los disfruto y comparto. Llevo libros para todos lados, a los colegios cuando me invitan, fomento mucho la lectura y soy promotora de eso dentro de los proyectos que hemos hecho en espacios culturales, en plazas o en otros lugares.

Mi admiración por los ilustradores viene desde hace mucho tiempo, en la pandemia teníamos ocho cuentos que habíamos sacado con Ondulé, que hacen juguetes de cartón, yo había hecho los textos y otra ilustradora los dibujos porque no me animé en ese momento. Fue en el 2017, con una tirada de libros que salió con La Voz del Interior. Después de la pandemia empecé a dedicarme de lleno, a prepararme, a profesionalizar el oficio, y a tomar talleres con gente que admiraba un montón, y sentí que podía sacarle el jugo a la ilustración editorial, que era lo que más quería hacer.

¿Qué actividades realizas en paralelo a la ilustración?

Hago de todo, pinto murales, aplico la ilustración a otros espacios, trabajo con objetos, hago kits para hacer “Quitapenas”, que son unos muñequitos del norte, tengo un emprendimiento que se llama “Cultura diversa” dentro de lo que son todos los productos de “Naty Martínez dibuja” que se venden en lugares de Córdoba como la tienda creativa del Cabildo y algunas librerías. Además participo mucho en ferias del libro y de ilustración y en eventos de dibujantes y artistas.

Y en menor medida, como vengo del teatro, hago algunos espectáculos y trabajo con instituciones que me conocen de hace mucho tiempo. A veces incursiono un poco en el stand up y en todo lo que me abra la puerta con respecto a lo que sé hacer, que tiene que ver con el arte, con las infancias y con el dibujo. Eventualmente, escribo poesías, el mundo de las letras es algo que me interesa mucho.

¿Qué encontrás en la ilustración infantil que no hay en otros públicos?

Creo que todos los años que hice talleres viendo dibujos de niños y niñas para mí fue como un laboratorio, hoy me doy cuenta a la distancia. Aprendí un montón de los mejores, de quienes dibujan sin importarles quien lo va a ver, los que dibujan porque el acto del dibujo es como un lenguaje, así hablan y nadie juzga eso. Esa es la palabra, el trazo, el color y no hay ni bien ni mal, eso aprendí dando talleres, fue la mejor escuela. Y a la vez, ellos como público son los más genuinos para recibir sin ningún tipo de filtro.

“Es todo un desafío ilustrar para niños, está lejos el pensar que es lo más fácil. Ellos como público son los más genuinos para recibir sin ningún tipo de filtro”

A mí me gusta ilustrar y no pienso en dibujar para que los nenes entiendan, es como desdibujar por completo todo lo que puede aportar ese público infantil con todo su imaginario que es enorme, a una propuesta que uno le hace desde un texto o una ilustración. Siento que es un público mucho más exigente y que tiene mucho para completar.

Me parece muy importante entender que cuando uno dibuja no está dibujando para un niño o una niña, está ilustrando un libro que en la mayor de las posibilidades va a caer en las manos de una infancia. Es todo un desafío ilustrar para niños, está lejos el pensar que es lo más fácil. Siento que tenemos mucho más para explorar en el terreno de lo infantil que en lo adulto, que en lo personal, me aburrió un poco.

¿Cuánto hay de la Naty niña y adolescente en tus ilustraciones?

Toda la inocencia del mundo, me gusta mucho hacer dibujos lúdicos donde trato de retratar a niños jugando, moviéndose, no tan estáticos. En lo que soy muy niña es que me encanta probar distintos materiales, pero siempre termino trabajando con materiales que me enchastran y que no son pinturas. Habitualmente son pasteles, fibras, marcadores, cosas toscas me gustan. No me llevo muy bien con la acuarela todavía, ya lo experimentaré. Soy como más sucia en el arte, aprovecho eso y me gusta la desprolijidad de esas cositas que aparecen, trato de no ser pulcra ni perfecta en el dibujo, todo lo contrario. Me gusta jugar mucho y no respetar las sombras ni los claro oscuros, esconder objetos y cosas que me rodean en un dibujo, esa parte lúdica es la que más se ve de la Naty niña.

¿Inspiración o transpiración?

En mi caso creo que son las dos cosas por completo, hay que transpirar mucho en el sentido de dibujar, dibujar y dibujar y seguir aprendiendo constantemente, seguir buscando los estímulos y la inspiración. Hay gente que admiro mucho, siempre me sentí inspirada por mi amigo querido e ilustrador Luis Paredes, que fue el que de alguna manera me metió en este caminito de la ilustración como una manera profesional. Tengo muchas personas que me inspiran pero siempre vino de la mano de lo más cercano. Me gusta el trabajo de ilustradores como Guridi de España, Mariana Ruiz Johnson de Argentina, Paloma Valdivia de Chile o Flor Troisi de Córdoba.

¿Cuáles son tus proyectos para el 2025?

Estuve trabajando este año en tres proyectos en los que, en uno soy ilustradora y en los otros dos tengo texto y decidí trabajar con otras ilustradoras. Una ilustradora de México y otra de La Cumbre. Espero que esos libros vean la luz el año que viene. Siempre hay muchos proyectos en los que venimos trabajando desde mucho tiempo con gente pero todavía no están terminados. La idea es auto publicar o bien acercar material a alguna editorial para que lo publiquen.

El trabajo del ilustrador es muy solitario, por eso estamos empezando a agruparnos y compartir opiniones y ayudarnos. Me gustaría para el año que viene no sólo editar lo propio sino también poder publicar algunos trabajos completamente de otras personas. Es muy importante que entre colegas podamos abrir el juego y tender más puentes, y hacer mas redes, eso sostiene y legitima el laburo que uno hace en tanta soledad.

Más info: @nataliajjmartinez

@libreriasudestada

Por Ale Galvaliz