La tierra, fuente de vida: Día Mundial de la Conservación del Suelo

En un año se pierde la misma cantidad de suelo fértil que la naturaleza tarda más de 300 años en generar.

Por Casandra Quevedo

Hoy, 7 de julio, se celebra en Argentina el Día Mundial de la Conservación del Suelo, en honor al científico estadounidense Hugh Hammond Bennett, quién se propuso a convencer a la población de las enormes consecuencias del agotamiento de la Tierra y fue responsable de un alto grado de implementación de las prácticas de conservación y la apertura y desarrollo de consejos locales de conservación de suelo y agua.

Su frase más representativa fue: “La historia es un registro de la lucha humana por arrebatarle la tierra a la naturaleza, porque la alimentación del hombre depende de los productos del suelo. Tan directa es la relación entre la erosión del suelo, la productividad de la tierra y la prosperidad de la gente, que la historia de la humanidad puede ser interpretada, al menos en un alto grado, en términos del suelo y lo que le ha sucedido a éste como resultado del uso del hombre”.

Y Bennett tenía razón: La tierra no da para más. La conservación del suelo es esencial para el cuidado de nuestra tierra y como legado para las próximas generaciones. Es hora de devolver la vitalidad al planeta regenerando lo que hemos destruido mediante la explotación agrícola, el uso de maquinaria pesada, pesticidas y otros tóxicos.

Los suelos sanos producen alimentos más nutritivos tanto para los humanos como para los animales, contribuyendo directamente a nuestra salud. Sin los suelos en condiciones, es imposible cultivar e imposible comer. Hoy más de 1/3 de la superficie Argentina está afectada por la erosión, por lo que es necesario comenzar con acciones diarias para garantizar la conservación de este recurso.

¿Qué podemos hacer desde casa?

El primer paso hacia el cuidado del suelo es la toma de conciencia. Desde pequeñas acciones en nuestras casas podemos ayudar a marcar una diferencia y generar hábitos que puedan pasarse de generación en generación. Algunas de estas prácticas pueden ser:

-Cultivar nuestros propios alimentos: Entre los beneficios de esta acción, se encuentran el poder acceder a alimentos de mejor calidad, fertilizados de manera segura y libres de químicos. Por otra parte, está científicamente comprobado que estar en contacto directo con la tierra, hace que nuestro cerebro secrete serotonina, un neurotransmisor relacionado a la sensación de bienestar y felicidad. En Córdoba, la provincia hace entregas de semillas mediante el programa “Huerta en tu hogar”, o te recomendamos conseguirlas en “Ecotienda“.

-Reforestar: El Plan Forestal Urbano de la Municipalidad de Córdoba está orientado a recuperar la calidad ambiental en la via publica. Es importante que prioricemos plantar árboles nativos porque se adaptan mejor a las condiciones climáticas y no perjudiquen las veredas con sus raíces. Por eso, la Muni los clasificó según su tamaño y enseña en su página web como plantarlos, cuidarlos y mantenerlos.

-Tomar consciencia del origen de nuestros alimentos: Un consumo responsable favorece la salud, genera un menor impacto ambiental y promueve el comercio justo. Por eso, conocer el origen de los alimentos que ingerimos, su estacionalidad y la forma en que se producen, es clave.

-Realizar compost: En Córdoba, esta práctica está siendo muy difundida por la Fundación Ecolink, que por medio de su “Proyecto Compost”, brinda a quienes se suman las herramientas para aprender a compostar en casa, aprendiendo sobre los pilares, derribando mitos y poniendo manos a la obra. Además, en sus redes sociales, enseñan periódicamente cómo hacer una compostera en casa. Te invitamos a informarte.