Padre e hijo dejaron todo para viajar juntos en moto por todo el mundo

Su idea inicial era recorrer de Buenos Aires hasta Alaska. Pero a seis meses de comenzar decidieron hacer más grande su aventura.

Padre e Hijo

A los 44 años, Maxi Castagno, un asesor financiero vendió casi todo lo que tenían él y su hijo Joaquín (desde un auto, hasta una consola de juegos) para que después le diera vuelta de llaves a la puerta de su oficina y arrancaran su viaje de “padre e hijo” en moto.

“Ir desde Buenos Aires hasta Alaska, la idea inicial, era un sueño mío de toda la vida que pensaba poner en marcha en algún momento”, contó Maximiliano. Primero se lanzaron a recorrer la Argentina. “La hicimos toda,como 50 mil kilómetros, anduvimos por lugares pequeños, donde no generamos problemas por la pandemia. Hoy somos un equipo, más que padre e hijo. Todo lo que anduvimos por Argentina fue una prueba piloto, le dije ‘mirá, vamos a dormir en carpa y nos vamos a quedar sin plata’, pasó y no fue un gran problema”, agregó el papá de Joaquín.

Después cruzaron a Brasil. Lo primero que les sucedió, a 100 kilómetros de la frontera, fue una detención policial. Como no sabían hablar portugués no entendían por qué los habían parado. Pasado el susto, se enteraron que debían sacar las luces led que le habían sumado a la moto, prohibidas en el limítrofe. Si bien salieron hace 6 meses de viaje, por sus anécdotas pareciera que llevan años en la ruta.

Una de las anécdotas más divertidas fue cuando “casi no la cuentan” en San Pablo (Brasil). Su GPS les indicó mal el camino y terminaron dentro de una favela: “Éramos una máquina de llamar la atención. Por suerte era de día y le preguntamos a un muchacho que estaba en una moto cómo salir. De repente teníamos ocho motos que nos llevaban a la salida, pero en ese momento no sabíamos si zafábamos o nos metían más adentro. Lo más loco es que ahora son fieles seguidores de nuestras redes”, contó Maxi entre risas.

Desde Perú, padre e hijo reflexionaron y llegaron a la conclusión que lo mejor del viaje son las relaciones humanas, y que se puede vivir con muy poco para ser feliz. Cabe destacar que para cumplir este sueño, debieron tomar decisiones familiares muy grandes que valieron la pena. Ahora Joaquín está por cumplir 18 años, pero para comenzar esta aventura junto a su papá, tuvo que dejar la escuela.

Sobre esto, Maximiliano contó: “Antes de sacarlo de la escuela hubo toda una discordia con la mama, que logramos resolver. De todas formas, este viaje para él es puro conocimiento. Acá en Perú, por ejemplo, ve la historia pre incaica, la puede tocar, como si estuviera en una biblioteca viva. Joaco está haciendo una facultad en cultura general. Y ni hablar lo que aprende al interactuar con gente que, casi toda, es mayor ahora. Pero igual ahora va a arrancar con el SEADEA (Sistema de Educación a Distancia del Ejército Argentino), para terminar el secundario de forma no presencial. Así va a poder viajar y terminar la educación formal”.

El placer que sienten al viajar los hizo replantear la duración del recorrido. El viaje inicial iba a ser hasta Alaska. Pero ahora piensan ir más allá. “Estamos llenos de energía como el primer día, y nos propusimos dar la vuelta al mundo en moto. Creo que seríamos los primeros padre e hijo en lograrlo”, finalizaron.