Una familia cordobesa viaja, trabaja y recorre Sudamérica en una casita rodante

A bordo de "La Boyita", una casita rodante de los años ´70 de 3 por 2 metros, dos hijos pequeños y un plan abierto, una pareja de Córdoba recorre todo Sudamérica transformando el viaje en escuela, trabajo y proyecto de vida. Cada paso que dan queda registrado en su cuenta @dejatellevar.ok que ya acumula casi 45 mil seguidores.

La mañana de Mayo de 2025 en que Clara Rimondino y Matías Vivanco cerraron la puerta de su casa en Villa Allende no hubo despedidas solemnes ni promesas de regreso inmediato. Hubo, en cambio, una certeza íntima: era ahora. Con esa convicción y una frase escrita en el alma —“Era ahora o nunca”— engancharon la casita rodante al auto y comenzaron a rodar hacia una vida sin horarios fijos, pero llena de sentido.

La Boyita, así la llaman, es una joya argentina de 1974: tres metros de largo por dos de ancho, liviana, de fibra de vidrio, y con lo justo para vivir. Dentro, todo se transforma: la mesa es cama, el pasillo es aula, la cocina es laboratorio de sabores simples. Afuera, el paisaje cambia cada semana y redefine la rutina. Allí conviven Clara (38 años), Matías (42) y sus hijos, Silvestre (5) y Vera (2), aprendiendo que el hogar no siempre tiene paredes quietas.

“La Boyita nos dio la posibilidad de combinar economía, practicidad, nostalgia y aventura en un solo proyecto. Al pesar sólo 350 kilos, es muy liviana y fácil de remolcar con casi cualquier vehículo. En nuestro caso, el mismo que usamos a diario. A diferencia del motorhome, que requiere una inversión mucho mayor”, explican orgullosos, y revelan: “Le hicimos modificaciones, la restauramos y la fuimos dejando lista para salir a recorrer Sudamérica”.

El viaje empezó por Uruguay y siguió por Brasil, donde el mar los retuvo más de lo previsto, y llegaron a estar 8 meses. Con el paso de los meses, las ruedas siguieron girando hacia el norte de Sudamérica. Hoy, en Venezuela, las banderas que pegan en la parte trasera de la Boyita cuentan el recorrido mejor que cualquier mapa. Cada país suma historias, personas que ayudan, mates compartidos y noches bajo cielos nuevos.

Hace nueve meses, motivados por un viejo sueño que hicieron coincidir con la escena de una famosa película, esta familia cordobesa inició una inspiradora aventura abordando un legendario vehículo terrestre-acuático de hace medio siglo, del cual sólo se fabricaron 1.500 unidades.

Vivir en movimiento también exige creatividad. Matías, profesor de educación física y guía de montaña, y Clara, bióloga, probaron sostener trabajos remotos tradicionales, pero pronto entendieron que la ruta pedía otra lógica. Alquilaron su casa en Córdoba como respaldo y comenzaron a generar ingresos con productos propios, artesanías, contenidos digitales y colaboraciones. Nada es lineal, pero todo se aprende sobre la marcha.

Los días tienen una estructura flexible. Hay tiempo para la escuela en casa, para trabajar, para jugar y para simplemente mirar el horizonte. Los chicos aprenden geografía caminándola, ciencias tocando la naturaleza y valores en cada encuentro. La Boyita no solo los transporta: los educa.

La vida en ruta como proyecto y mensaje

En redes sociales, bajo el nombre Déjate Llevar, comparten lo bueno y lo difícil. No romantizan del todo la vida nómade: hablan del cansancio, de los miedos, de la incertidumbre económica. También muestran la libertad de elegir cuándo parar, cuánto quedarse y hacia dónde seguir. Esa honestidad construyó una comunidad que acompaña y se pregunta, junto a ellos, si otra forma de vivir es posible.

“Atravesamos muchísimos momentos de cuestionamientos y temores que hicieron que los planes tambalearan fuerte. No es fácil salir de la matrix. Sin embargo, somos fieles creyentes de que los sueños están para ser cumplidos. Así que compartir esta experiencia y poder transmitirles nuestras pasión a los niños, entre otras cosas, inclinó la balanza para el lado del soltar y viajar”, sostiene esta pareja cordobesa y 100% aventurera.

El plan nunca fue rígido. Pensaron en un año, luego en dos, y hoy el viaje se estira mientras la experiencia lo justifique. Venezuela, Colombia y otros destinos aparecen en el horizonte como posibilidades, no como obligaciones. El objetivo no es llegar, sino vivir el camino. “Para nosotros viajar en familia también es una invitación a soltar y dejarnos llevar”, remarcan, y comentan sobre su hoja de ruta mientras se encuentran actualmente en territorio venezolano: “La idea es seguir por Colombia, para continuar hacia Ecuador, Perú, Chile y finalmente regresar a Argentina”.

Cada parada reafirma una enseñanza que Clara y Matías quieren transmitir, especialmente a sus hijos: el tiempo compartido vale más que la comodidad, y la experiencia pesa más que la acumulación. La Boyita es pequeña, pero la vida que cabe dentro es inmensa.

“Compartir esta experiencia y poder transmitirles nuestras pasión a los niños, entre otras cosas, inclinó la balanza para el lado del soltar y viajar porque para nosotros viajar en familia también es una invitación a soltar y dejarnos llevar”

 

Así, esta familia cordobesa sigue rodando, demostrando que no hace falta tenerlo todo resuelto para empezar. A veces alcanza con animarse, enganchar la casa al auto y dejar que el viaje haga su trabajo.

Más info: Dejate Llevar