El Ministerio de Justicia a través de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, (SeNAF) cuenta con un dispositivo para jóvenes alojadas en el Espacio Socioeducativo “Complejo Esperanza” que tienen una relación de dependencia con el consumo de sustancias adictivas o para los menores en conflicto con la ley penal.
El equipo de trabajo en esta temática cuenta con un programa “Tomando decisiones” que contempla varias instancias: la primera es para todos los jóvenes y consiste en charlas y reuniones donde se trabaja la prevención, la segunda etapa, es en donde los profesionales advierten que se necesita un trabajo más sostenido y enfocado, allí se les realiza el acompañamiento con un enfoque psico-educativo y luego están los talleres que contribuyen y refuerzan el cambio de hábitos.
Carpintería, Albañilería, Reparación de bicicletas y Granja
El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos a través de la SeNAF, diseñó para los jóvenes alojados en el Centro Socioeducativo Complejo Esperanza, una serie de talleres de oficios que si bien se dictan durante el año, en los meses de verano adquieren otra dinámica.
Carpintería, Albañilería, Reparación de bicicletas y Granja conforman la oferta que los chicos tienen para elegir. Van tres veces a la semana durante tres horas por la mañana. En cada uno de los espacios aprenden a manejar las herramientas primero, y luego a reparar y /o construir objetos nuevos, depende del taller que hayan elegido.
Las voces de los protagonistas
Valentín tiene 17 años, está haciendo un horno de barro en el taller de albañilería, dice que algunas cosas él ya sabía hacer, que aprendió junto a su padre pero que “en este curso voy a aprender mucho y sé que no tengo techo”, dice confiado y agrega: “espero que inauguremos el horno con un asadito”. A cada uno de los talleres asisten seis chicos. Para todos es la primera vez que concurren a este tipo de propuestas. “Esta son de las cosas buenas que hay en este lugar”, dice Nahuel.
Gustavo Manca, profesor de carpintería, dice que lo primero que les pide a sus alumnos es “concentración”, explica que las máquinas son complejas y no admiten distracción porque el riesgo de accidente es grande. “Algunos cuando entran no conocían un centímetro y al finalizar el taller me corrigen o cuestionan con conocimiento alguna opinión mía de algún trabajo. Eso me llena el alma, verlos empoderados con alta autoestima”.
En el taller de reparación de bicicletas aprenden a desarmarlas, repararlas y armarlas nuevamente. Por un convenio firmado con la Cámara de bicicleteros de la Provincia, las bicis las llevan a pintar a la bicicletería Enrique y luego tendrán diversos destinos.
Nick participa del taller de bicicletería y se sonroja cuando recuerda su primer día en el taller: “tenía que desaflojar un tornillo y se me fue la mano, doblé el destornillador y no logré sacarlo”. Dice que aprendió ese día que era importante tener paciencia y tranquilidad y que sin esas cualidades nada le salía bien.
Mucho más que espacios terapéuticos
Por otra parte, La Granja, es el espacio con mayor trayectoria dentro del Complejo Esperanza, allí los chicos realizan producción animal y vegetal que consiste en el cultivo de hortalizas de hojas a cielo abierto y un vivero con especies forestales –Algarrobos, álamos y sauces-.
Diego Capra, responsable del área de Capacitación Laboral y a cargo de la granja desde hace 16 años dice que además de constituirse en un espacio terapéutico, los chicos aprenden a cuidar a los animales, a entender sus necesidades, a respetar los procesos de producción –cuando se trata de la producción vegetal-.
El vivero forma parte de la red de viveros agroforestales de la provincia. Las especies forestales q se producen (en su mayoría algarrobos), son distribuidos por el Ministerio de Agricultura y Ganadería a distintas comunas, municipalidades y productores agropecuarios para reforestar y dar cumplimiento a la ley agroforestal de la provincia q estipula que se debe forestar entre el 2 y el 5 % de la superficie agrícola.