Por Tobías Ochoa
Hace 20 años, el gobierno de Estados Unidos comenzó la guerra más larga de su historia, la cuál tuvo lugar en el territorio afgano. El orígen de la misma, fue el conocido atentado ocurrido el 11 de septiembre del año 2001, derribando las torres gemelas del World Trade Center. Desde entonces, los norteaméricanos comenzaron la búsqueda de los autores intelectuales del atentado, y demás miembros de la organización Al-Qaeda, en Afganistán.
El retorno de los talibanes al poder ocurre luego del retiro voluntario de las tropas estadounidenses y de la OTAN, posibilitando que en menos de 20 días las fuerzas terroristas tomen diversas capitales del país.
“El plano geográfico en Afganistán juega un papel importante, está situado al norte de Pakistán (potencia nuclear), al este de Irán (potencia nuclear en desarrollo) y al oeste de China”, nos comentó Nicolás Promanzio, periodista de La Derecha Diario y El Club de los Viernes.
El interés de las potencias económicas en el territorio asiático proviene del siglo pasado, cuando la U.R.S.S. interviene en el país durante el año 1979, dando orígen al “Vietnam soviético”. Respecto a los rumores de que el gobierno norteaméricano financió a los talibanes en el pasado siglo, Promancio declaró: “No es cierto, Estados Unidos financió a los musharies, quiénes lograr sacar a los soviéticos de Afganistán y asumieron el poder en 1991. Por eso es que hoy en día vemos a los talibanes con armas AK-47, ellos se quedaron con las armas de la difunta U.R.S.S”.
Desde el burka obligatorio hasta sufrir violaciones en manada, la situación de la mujer en Afganistán bajo el nuevo régimen es un infierno. #Afganistan pic.twitter.com/xF7n1y0b5x
— Club de Viernes Argentina 🇦🇷 (@CdV_Argentina) August 17, 2021
“Los talibanes llevan la situación al extremo, desde apedrear mujeres en la vía pública o realizar mutilaciones por estar en la calle fuera de hora, son de las principales prácticas llevadas a cabo por los talibanes”, agregó Nicolás.
Los estereotipos hacia la sociedad árabe
Clara Fortunatti, vecina de Barrio Poeta Lugones, comenzó a formar parte de la sociedad Sirio-Libanesa a la edad de 8 años, logrando llegar a ser profesora de danzas árabes en dicha institución. “Siempre se tiende a confundir al árabe con el musulmán, no todas las religiones son iguales. El aspecto común de las mismas es el machismo“, contó Clara.
Históricamente, el concepto hacia la bailarina de danzas árabes fue el de prostituta, buscando otorgarle un rol secundario a la mujer. En nuestro país, podemos detectar esto en la novela El Clon, estrenada en el año 2000, mediante la aparición de Odaliscas o mujeres de cama y la “sexualización de movimientos”.
“La mujer no es solamente ese pensamiento primitivo de alguien que baila, pasa por las mesas a pedir plata y hace movimientos provocativos. Pensar eso está mal en Afganistán, acá o en cualquier parte del mundo“, sentenció Fortunatti.
Clara ofrece clases de danza árabe a personas de todas las edades, tanto en el nivel inicial (3 a 5 años) como también a adolescentes, a quiénes les explica la gravedad de estos conflictos cada vez que salen a la luz: “A alguien de esa edad debemos llevarle esa situación al ámbito cotidiano, no debemos ponernos en fundamentalistas, sino explicarle que no se debe vulnerar la libertad de las personas“.