Son fanáticos de Talleres y pasaron por estas historias insólitas para poder viajar a la final

Diego Samban y Andrés González no tuvieron problema para hacer locuras por el club de sus amores. Uno a punto de ser padre, y el otro cruzando un continente, hicieron hasta lo imposible por estar en la final de esta noche.

Talleres

Con la ilusión de levantar la Copa Argentina, Boca y Talleres chocarán hoy desde las 21.10, en el Estadio Madre de Ciudades de Santiago del Estero; y para un título tan importante, no pueden faltar las locuras que hacen los fanáticos para poder ir a ver el partido.

Desde Israel a Santiago del Estero

Diego Samban (40 años) nació en Córdoba y hace 11 años se fue a Israel para trabajar de cheff. Pero su amor por Talleres es algo que nunca cambió. Hasta en su ciudad (que queda a 10 minutos de Tel Aviv) saben de su fanatismo. Por eso, a nadie le sorprendió que hiciera de todo para poder viajar a la final de esta noche.

Fue apenas terminó la semifinal con Godoy Cruz, cuando tomó la decisión. El “irakí” (sobrenombre que  tiene en Córdoba) contó: “Eran como las cuatro de la madrugada y le dije a mi esposa que quería venirme. Lo entendió, porque sabe que Talleres es mi ‘enfermedad’ y mi hermana me regaló el pasaje (unos dos mil dólares)”.

Aún, si no recibía ese generoso regalo pensaba hacer hasta lo imposible para conseguir la plata y viajar: “Le dije a mi jefe que iba a jugar al Quini 6 de allá para ganarme la plata y viajar a la Argentina. No sabe nada de fútbol, pero cuando le conté me autorizó a viajar”.

Así comenzó su odisea: De Israel a Frankfurt (Alemania), con escala en Sao Paulo (Brasil) y Buenos Aires. Diego viajó casi un día y medio en cuatro aviones para llegar a Córdoba y subirse a un colectivo con pasaje a la Copa Argentina. Ahora solo le resta contar las horas para ver a Talleres.

Faltará al nacimiento de su hija para ir a la final

Andrés González nunca imaginó que iba a tener que decidir entre quedarse a acompañar a su esposa en el parto o estar presente en la final que podría darle a Talleres su primer título nacional. Pero no lo dudó.

Habló con Carolina, su esposa, y le pidió perdón a Julieta, la niña que llegará al mundo en un par de horas. “Perdoname Juli, pero tengo que estar en la cancha. ¡Es la final contra Boca!”, dijo el fanático de Talleres abrazando la panza de su esposa, con quién lleva dos años de casado.

Ella sabe lo que representa Talleres en la vida de su esposo y por eso le dio permiso para viajar a la final. Sobre esto, el hincha contó: “Yo no propuse nada. Caro me dijo que vaya y me dijo que traiga la copa para las tres. No pude ir a San Luis y tenía que estar en la final, pero también sabía que podía nacer mi hija el mismo día”.

Ahora, Andrés ya se encuentra en Santiago del Estero con su papá, hermanos, amigos y compañeros de trabajo. Si Talleres sale campeón y nace su hija, va a ser el día más feliz de su vida.