Valentín Cragnolini: Las reflexiones de un cordobés que salió de la zona de confort para conocer Sudamérica

"Describir un día acá es complicado, porque todos los días son distintos. No me quedo mucho tiempo en un lugar, y esa es la idea, no quedarme fijo y salir a la incertidumbre", expresa el joven de 23 años que comenzó a conocerse más a partir de las situaciones límite que está viviendo.

Valentin Cragnolini

Valentín Cragnolini es un viajero cordobés de 23 años, que tras recibirse como fisioterapeuta, decidió cumplir un sueño que tenía desde hacía muchos años: agarrar su mochila y salir de mochilero por muchos países de América. Ya van 5 meses de esta aventura, que está a punto de terminar con el acompañamiento de su papá y ex director del diario, Charly Cragnolini. Juntos recorrerán por estos días el norte de Colombia y después, regresarán a Córdoba.

En esta nota, Valentín nos cuenta muchas de las reflexiones que sacó como conclusión a partir de esta nueva forma de vivir.

¿Cómo y cuándo surgió la idea de viajar por Sudamérica? ¿Qué te llevó a emprender esta aventura?

Al viaje lo quería hacer desde que terminé el secundario. Cuando terminé el primer año de la facu quería viajar pero pensaba que tendría 2 meses nomás y así lo terminaba pasando, hasta que dije: ‘Ya está, estoy en quinto. Termino y me voy’. También quería hacerlo por mi viejo, que hacía este tipo de viajes y me contó mucho sobre su aventura.

¿Qué países estás recorriendo y a dónde estás parando? ¿En qué te estás moviendo?

Estuve en Bolivia, Perú, Ecuador y ahora en Colombia. Al principio me moví en bus y a Ecuador lo hice casi a todo a dedo (porque ahí todos te llevan y son muy amables), pero en Bolivia y Perú no, ya que no tienen esa cultura del viajero y no entienden mucho sobre el dedo. En Colombia hice un poco de dedo y otro poco en colectivo.

¿Cómo es un día allá? ¿Qué trabajos haces o cómo te la rebuscas para costear los gastos?

Vengo haciendo voluntariados a cambio de hospedaje y comidas, en fincas agroecológicas, en hostales haciendo recepción o atendiendo la barra. También hice pintura y mantenimiento, hasta trabajé en un restaurante como voluntario. Sino a veces tiraba la carpa en una plaza o en patios de casas y al otro día seguía de viaje. Además, usé una aplicación que se llama Couchsurfing, en donde ponía donde iba a estar ese día en mi perfil y alguna persona me recibía. Estuvo muy bueno eso.

¿Cómo es un día en tu vida de viajero?

Describir un día acá es complicado, porque todos los días son distintos. No me quedo mucho tiempo en un lugar, y esa es la idea, no quedarme fijo y salir a la incertidumbre, dejando que fluya. También me compré una guitarra, que es lo que estoy financiando el viaje principalmente, porque toco en plazas, peatonales y las calles. Por suerto eso me sirvió bastante.

¿Qué lugares te sorprendieron y te gustaron más? 

Los lugares que me sorprendieron fueron muchos. De Bolivia me gustó más el Lago Titicaca. Estuve acampando varios días frente al lago y con un grupo de amigos argentinos que conocí ahí nos iba a hacer trekking durante el día. Después de Perú, Machu Pichu, porque es muy hermoso y energético ese lugar. Ecuador, por más que sea caro, es lo que más me gustó, porque es lo más distinto de lo que vivimos en el día a día en Córdoba. Hay selvas con árboles de 300 años y mucha diversidad de flora y fauna. De Colombia no conozco mucho todavía, pero es muy lindo. Estuve en el Valle del Cauca y ahora estoy en Bogotá.

¿Cómo ven a los argentinos allá? ¿Cuáles son los mayores obstáculos?

A los argentinos nos quieren y somos reconocidos por tres cosas: el fútbol, el mate y el ‘che boludo’. El obstáculo más fuerte es lo que se extraña. Porque tenés la plata, te la rebuscas para buscar comida y para dormir, o hasta para hacer dedo; pero lo de extrañar está hoy y mañana también. Te la tenés que bancar y vivir con la idea de que todo el tiempo va a ser así. Tenés que dejar de pensar en eso, para poder disfrutar el viaje y no perdértelo. Yo al viaje lo trato como una entidad: le agradezco y le hablo. Hay veces que extraño a mi perro, llego a un lugar en el que hay uno súper alegre, me salta y para mí es el mío.

¿Cuáles son los objetivos de estos viajes además de recrearte y conocer otras culturas?

El objetivo era salir de la zona de confort y probarme a mí mismo en situaciones límites y en las que nunca había estado, para conocer lo que me gusta, lo que no me gusta y saber hasta donde llegaría. En un viaje tenés que decidir vos, y si sale mal aprendes. Saliendo de la forma de confort uno se conoce, crece y valora.

¿Qué otros lugares pensas conocer y cuándo pegas la vuelta? ¿Qué significa viajar para vos?

Hasta ahora estoy en Bogotá y ayer llegó mi viejo. Nos vamos a recorrer el norte de Colombia, el eje cafetero y vamos a ver que hacemos los demás días. Ya el 5 de octubre pego la vuelta para Argentina, con mi papá y su novia. Así que estoy chocho. Aparte de eso, este viaje me dio ganas de hacer miles más, me gustó mucho y fui probando muchas cosas. Reflexioné mucho, porque me di cuenta cuál es la forma de viajar que me gusta, que es la más tranquila. Ahora me gustaría conocer Brasil, la costa uruguaya, pero lo más próximo es conocer mi propio país, Argentina.