Vecino de B° Granadero Pringles restauró una carreta del año 1870

Marcelo Ruffino tiene 52 años, es Carpintero, trabaja en “Maderera y Carpintería San Plácido” y acaba de restaurar la carreta de un cliente. “La madera que se utilizó en su totalidad es de pinotea y tiene más de 100 años”, reveló este “artesano” de la madera.

“Un cliente de Maderera y Carpintería San Plácido (B° Zumarán), donde yo trabajo, vive en la zona rural de Sacanta, a unos 150 km de Córdoba sobre la ruta 13, me pidió si podía restaurársela. Nosotros le hicimos varias cosas de carpintería en su casa y un día, me propuso si me animaba a realizar una restauración de casilla que era de su abuelo que la tenía en el campo y quería recuperar­la. Fuí a verla y acepté el desafío. Estaba totalmen­te abandonada y destruida. En dos meses y medio, logré restaurarla”, comentó Marcelo, sumamente entusiasmado con este trabajo “100% artesanal”.

¿De qué año es la Carreta y qué características tiene?

Es una carreta inglesa del año 1870, aproximada­mente, marca Marshall. Fue introducida al país en aquellos tiempos y se utilizaba para el traslado del personal en época de cosechas y también mercaderías o la misma cosecha que hacían eran tirados por bueyes.

¿De qué manera fue el proceso de restauración?

Los pasos para su re constitución fueron: Primero, desarmar parte por parte la carrocería. Después, el chasis. La madera que se utilizó en su totalidad es de pinotea que fue traída también por el dueño de la carreta. Esta madera tiene más de 100 años y era de un galpón que tenía en su campo. Fueron cambiados por estructuras de hierro. Esta madera ingresó al país en la época que los ingleses cons­truyeron los ferrocarriles. Es una madera que la traían de Canadá.

¿Cuál fue lo más complicado de hacer?

El mayor obstáculo fue hacer la parte mecánica, o sea: El tren trasero y tren delantero ya que no es lo mío. Pero averiguando todo por internet se fue logrando. Se enarenaron todas las piezas de hierro y luego se les dió un tratamiento de laqueado para darle el efecto original a viejo.

¿Qué sentiste al lograr esta restauración?

Fue un trabajo enorme que me llena de orgullo. La gente que pasa y me veía trabajando en ella, se paraba y me felicitaba. No es la primera vez que hago restauraciones en otra oportunidad supe restaurar una máquina que utilizaban para desgra­nar los choclos y otra que usaban antiguamente para estirar las lanas de los colchones. Todas del mismo cliente. Las restauraciones es algo que me encanta hacer, me apasiona pero a veces los tiempos y los trabajos en la empresa no me lo permiten. Igual, cada vez que puedo hacerlos, los disfruto al máximo y verlos terminados, me dan una inmensa felicidad.